Pese a que, en números absolutos, mis únicos y queridos lectores, la elección del Poder Judicial resultó la cereza del pastel que le faltaba al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, Morena Hidalgo no puede echar las campanas al vuelo, porque si bien es cierto que el capital político de Morena a nivel nacional se encuentra, prácticamente, inmaculado, los vientos de Hidalgo ya envían señales de alerta.
Ha sido notorio que Rebeca Aladro, que compitió en la pasada elección del Poder Judicial, se perfila con empoderamiento hacia la contienda por la gubernatura en el 2028 y que quien equilibra el rol de fuerza política en este cometido es la diputada Tania Meza. Todo ello, en caso de que el Congreso local decida dar luz verde a la alternancia política de género en la sucesión transexenal en Hidalgo.
Nada ha sido tan aleccionador como el vínculo político que mantiene la presidenta Claudia Sheinbaum con el gobernador Julio Menchaca que, sin duda, cuenta con la aprobación creciente de la población en Hidalgo, pese a las inundaciones. En este plano, las macro obras de la presidenta Sheinbaum Pardo le dieron aire y reforzaron las Rutas de la Transformación, generando que el capital político del gobernador Menchaca Salazar sobrepasara, incluso, la fuerza del partido guinda en Hidalgo, lo cual no es una sorpresa.
Empero, el revés político de Morena en Veracruz y Durango ha mandado una señal clara al morenismo a nivel nacional de que no es aceptable la soberbia política, porque es un fantasma que se les puede aparecer en otros estados en futuros comicios.
Hidalgo se apresta a la sucesión transexenal 2028 y desde el 4º Piso en comunión con la vanguardia política que debe asumir Morena Hidalgo, se deben trazar las coordenadas para asegurar que las macro obras y las Rutas de la Transformación hayan generado el piso firme para la elección a la gubernatura.
Si bien es perceptible a todas luces la crisis por la que atraviesa el PRIAN en el país y en Hidalgo, no es menos cierto que la liebre perdió la competencia frente a la tortuga por soberbia.
Hidalgo ya reviste un punto estratégico de concentración de poder en Morena, conjuntamente con el Edoméx y la Ciudad de México. Tanto Hidalgo como Estado de México fueron bastiones priistas, esto no puede quedar en el olvido y debe ser parte de la memoria histórica en la izquierda.
Veracruz y Durango aparecen como una alerta política a Morena, pese a que sus números relativos no alteran la correlación de fuerzas en favor de Morena. En este trazo, tanto Luisa Alcalde como Andrés Manuel López Beltrán no pueden dejar de operar para crear el cordón ciudadano desde la afiliación política en la nación para Morena, del cual Hidalgo es un eslabón débil a nivel partidista debido a las arenas políticas que no logra disciplinar Marco Rico.
La lógica impone que, en Hidalgo, en la sucesión transexenal de 2028, la data dura se encuentra a favor de Morena. Empero, nada es inamovible y lo ocurrido en Veracruz y Durango, les ha dado esperanza a las convicciones del PRI que arremete con fuerza pese a las nalgas prontas que, en su éxodo a Morena, develan la crisis política tricolor.
El fantasma de la soberbia política en Morena no es un buen presagio de construcción política que se debe trazar desde la conciencia y la ideología, vectores aún débiles en la izquierda en México.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.