Hidalgo vive en carne propia la polarización social frente a la batalla del gobierno de López Obrador contra el monopolio de la justicia que detenta el Poder Judicial en México.
En los primeros escarceos, Pachuca experimentó el enfrentamiento social que ha protagonizado la oposición del antiguo régimen que utiliza la maquinaria burocrática de la disidencia del Poder Judicial en Hidalgo para amedrentar al gobierno de Julio Menchaca, unida a los instrumentos de las élites económico-empresariales que, desde la Coparmex Hidalgo, advierten el quebranto de la justicia y la democracia tratando de crear incertidumbre social.
En estos entretelones de la disputa por los poderes públicos de las élites económico-empresariales de la rancia oligarquía mexicana, subyacen elementos de forma y fondo que deben ser esclarecidos sobre la visión de análisis riguroso de la arena política que estamos viviendo.
I. ¿Qué implicaciones tiene el monopolio de la justicia del Poder Judicial?
El control del Poder Judicial del antiguo régimen le ha permitido fijar instrumentos jurídicos (dentro y fuera de la razón de ley), para proteger y custodiar los intereses de las élites económicas y empresariales que constituyen la oligarquía nativa y de una burguesía cuya obesidad le impidió ser competitiva a nivel internacional, anquilosándose y teniendo que aplicar mano dura, represión obrera y campesina, y social, reproduciendo un esquema de privilegios que terminó reventando en las urnas en el ascenso de López Obrador.
II. ¿Qué implica en la cadena de custodia del poder político el monopolio de la justicia del Poder Judicial?
Desde los estados absolutistas, abiertamente custodios de sociedades de privilegios o estamentales, ser juez y parte es un rasgo imprescindible en el control de la acumulación de la riqueza desde el poder jurídico-político. Si controlas desde el Estado y su aparato jurídico-político la estructura legal, concentras no sólo el monopolio de la “impartición de la justicia”, sino del brazo operativo de la represión legal en contra de cualquier manifestación ciudadana legítima por hacer justicia sin distingo de clase social, estatus económico o adhesión política. (Cuántas veces desde Tlatelolco 1968, FOBAPROA, los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, entre miles de ejemplos más, no se vio que ser juez y parte garantizaba el monopolio de la justicia del Poder Judicial).
III. ¿Por qué la batalla por el monopolio de la justicia del Poder Judicial es tan ácida y álgida en su defensa por las fuerzas del antiguo régimen?
La respuesta es lineal: es la salvaguarda del statu quo de la estructura de una sociedad de privilegios y de la reproducción hegemónica de sus estructuras de poder en el control del Estado.
Que a nadie le extrañe, se avecina una encarnizada polarización social que tiene implicaciones complejas, porque que la oposición se está jugando su pervivencia y de manera tácita, ya une sus vínculos de alianza desde la Cámara de Diputados y de Senadores para obstruir el poder del 2º Piso de la 4T, pero mucho más significativo, para derrocar las reivindicaciones sociales del próximo gobierno de Claudia Sheinbaum.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.