Indiscutiblemente, a casi un año de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, se ha consolidado el pacto de unidad política con el gobernador Julio Menchaca, y el Plan Claudia, que inició con el despliegue de las reformas políticas, ha dado paso a la consolidación del bastión de Morena en Hidalgo.
Las macro obras de la administración de Sheinbaum Pardo en Hidalgo propician una lectura analítica clara sobre el epicentro de operación política entre Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo que, con la construcción del tren México-Pachuca, sobrepone las estimaciones políticas por encima de la planificación económica, porque ha generado tal capital de adhesión política a Morena que, sin duda, irrumpe en las lógicas de conducción gubernamental en la ciudadanía a través de Polos de Bienestar.
No es posible, en este análisis crítico, disociar el impacto de las reformas políticas, los programas sociales y la expansión política de la afiliación nacional a Morena iniciada por Luisa Alcalde, que en Hidalgo mantiene réplicas lo mismo con la adhesión del Congreso local a las reformas políticas, la aplicación de los programas del Bienestar en las Rutas de la Transformación del gobernador Menchaca Salazar, que el trabajo de piso del partido guinda que encabeza Marco Rico.
En el reciente informe de actividades del diputado Andrés Velázquez, que encabeza el poder orgánico en el Congreso de Hidalgo, la comparecencia del gobernador y de los personeros del staff operativo de gobierno entre secretarias y secretarios del aparato público, el discurso de Velázquez Vázquez develó una imagen de poder político que no se había clarificado en torno a su figura, perfilándose con estelas de control político hacia una posible candidatura a la gubernatura en Hidalgo.
Se asoma con nitidez en este trazo que nada está dicho con respecto a los engarces políticos respecto de la contienda a la gubernatura y, mucho menos, los enroques definitivos de este ajedrez político, donde las variables se multiplican y los encartes y desencartes también se diseminan, sin que, hasta ahora, se hayan impuesto lógicas claras sobre qué va a primar en la selección de la o el candidato a la gubernatura: lealtad o pericia política.
En este entretelón, los diálogos que emergen entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca no pueden ceñirse, exclusivamente, a las macro obras como la de la reciente visita al tren México-Pachuca como el prolegómeno al avance técnico del ejercicio de gobierno. Es evidente que en cada ocasión donde se encuentran Sheinbaum Pardo y Menchaca Salazar se retoman los asuntos nodales de la conducción política de Morena, creando un escenario lógico de visoria política entre ambos para ponderar y evaluar los alcances del contexto de centralidad política que se ha desplegado entre Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo.
La reconfiguración política en Morena tampoco está exenta en el diálogo entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca.
No existe aislante político sobre el caso “Adán Augusto”, como tampoco lo hay sobre el de Israel Vallarta y su entretelón en Hidalgo con el funcionario del C5i, Israel Zaragoza Rico. En ambos casos prima la necesidad de una reconfiguración política que evidencie la solidez del gobierno federal y el de Hidalgo; quedan expuestas razones del aparato de Estado y, desde luego, la valoración de la fuerza del Movimiento de Regeneración Nacional como proyecto de alcance inédito en México.
Para las lógicas de conducción de poder de la presidenta Claudia Sheinbaum “nadie está por encima del movimiento de izquierda y del humanismo mexicano”.
En este clima, las macro obras operan en el mismo sentido de las Rutas de la Transformación en Hidalgo. El Plan Claudia no sólo está vigente, sino que continúa incorporando instrumentos para solidificar el capital político que, indiscutiblemente, pese a los cuestionamientos de la derecha sobre la limpieza de acciones de personeras y personeros de Morena en el gobierno, sigue incrementándose, cuestión que explica la desesperación de personajes como Alejandro Moreno, líder perpetuo del PRI, que ha ido a vender a la nación frente al gobierno de Washington.
El cruce analítico del pacto de unidad política entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca impone la reflexión sobre que la 4T ha consolidado en el tejido social una sensibilización de adhesión política que ha blindado a Morena de casi cualquier acusación o intento de escarceo político de las fuerzas del antiguo régimen, que desesperadas ya no miran hacia México sino hacia Washington para tratar de detener la fuerza de la marea guinda.
