Hace unas semanas hablábamos de un exorcismo rumano en “Crucifixión”, un buen filme de Xavier Gens, cuando nos sorpredió un exorcismo a la mexicana con “El habitante”, una cinta del uruguayo-chileno Guillermo Amoedo.
Lo más ridículo del asunto es la historia ideada por el realizador de “El crack”.
Tres hermanas: María (María Evoli), Camila (Vanesa Restrepo) y Ana (Camila Adell) entran a robar a la casa del presidente del Senado, José Sánchez (Flavio Medina) y de su esposa Angélica (Gabriela de la Garza).
María tiene una enorme deuda con unos delincuentes y por ello debe efectuar el robo, para lo cual recibe hasta la combinación de la caja fuerte. Pero no solamente no encuentran todo el dinero que esperaban, sino también descubren a la pequeña Tamara (Natasha Cubria) prisionera en el sótano. Como las agresoras tienen historias de abuso, se identifican con Tamara y quieren rescatarla sin escuchar a sus padres, que les advierten que está poseída por el demonio y que deberá ser exorcizada por el cardenal Pedro Natale (Fernando Becerril).
El fotógrafo Edwin Jaquez le da un tono sombrío al asunto con una foto deslavada, pero las actuaciones resultan poco creíbles, además de que los efectos especiales son bastante rudimentarios, con todo y que se cambió el vómito verde de Linda Blair de “El exorcista” por uno de color rojo sangre.
Pero lo que resulta más ridículo es el final , con Becerril poniendo caras muy chistosas.
“El habitante” es, pues, un fallido filme de horror que hay que evitar, pese a tanta publicidad televisiva.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
