Falacias y aberraciones del gasolinazo

“Sólo faltan 23 meses. ¡Aguanta, México, aguanta!” – Ángel Verdugo

En este inicio de año el gobierno federal sorprendió a la sociedad mexicana con el gasolinazo. Y es que si bien desde finales de 2016 ya se hablaba de un incremento en el precio del hidrocarburo, nadie esperaba que fuera del 20 por ciento, por lo que se prendieron las alarmas en los planos económico y social, y de poco o nada sirvió el comunicado por parte del presidente para justificar el alza e intentar calmar a la gente.

Entre su verborrea, Enrique Peña Nieto fue directo y somero, pero, ¿en verdad no había otra opción dentro de la política fiscal y de gasto?, ¿por qué se incrementó tanto el valor de la gasolina? Pues bien, las respuestas –algunas evidentes, otras no tanto- recaen en Pemex, el gobierno, el precio del dólar y los marcadores de barril del crudo como el West Texas intermediate y Brent.

Sin embargo, lo que lleva al gobierno federal a tomar dicha postura sobre la alza de los precios de la gasolina son los saqueos al erario que se produjeron en sexenios pasados, donde varios funcionarios públicos labraron ostentosas fortunas y actualmente son grandes empresarios, basta con ver cuántos estados del país tienen una deuda pública. Así que el gobierno, ni tardo ni perezoso, decidió aumentar el precio de la gasolina con la mentira más mundana, la cual, según ellos, afecta únicamente a los que tienen automóviles y no a la clase baja, aunado a que el alza se debe a la supresión de subsidios, lo cual es totalmente una aberración.

Algunos politólogos se plantean qué pasaría si de verdad se eleva el costo del petróleo, ¿saldrán los políticos a decir que esto es mentira y lo otro no?  No obstante, la política del aumento a la gasolina sería razonable si la carga fiscal a los combustibles fuera acorde a las posibilidades reales de los agentes económicos privados y al ingreso de los consumidores, donde el dólar y el petróleo subieran de precio, esto no representaría un problema para la economía. Pero si la carga fiscal impuesta a los combustibles fuera desproporcionada y no guardara relación alguna con el ingreso de los consumidores, cualquier incremento, por pequeño que fuera, de los precios del dólar y del petróleo podría significar un rechazo cuyas consecuencias podrían generar situaciones de inestabilidad social.

Este último ejemplo es lo que pasa en México actualmente, ya que la carga fiscal a los combustibles es desproporcionada, el gobierno federal no ha vacilado en extraer cuantiosos recursos de la sociedad para financiar el elevado costo financiero de la deuda y gasto público en vez de ajustar significativamente el gasto público. Así es la política fiscal en México, al final siempre los políticos quieren robar de donde más se puede, y este mega gasolinazo, con los aumentos que se avecinan en febrero, es muestra de lo último que queda de la gallina de los huevos de oros, llamada Pemex.

Por: Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.


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EN LA OPINIÓN DE... - Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.