Así han partido Moi, quien bromeábamos que falleció de tantos corajes que hacía cuando perdían sus Diablos, Carlitos, cuyo fallecimiento fue anunciado por el sonido local, pero casi nadie sabía que se apellidaba Raygoza, por lo que se tardaron en ubicarlo. Tres fieles de la devoción felina, Lalo el Porrista, el sastre yucateco Chucho, y Austreberto cuya afición se remontaba al Parque del Seguro Social.
El taurófilo Don Fidel, con el que fui por primera vez a Puebla y el aficionado al dominó Barajas.
Poco a poco la vieja guardia del rey de los deportes va mermando y es sustituida por jóvenes a los que lo único que les interesa es contabilizar las cervezas que ingieren, y los selfies que se toman.
Antes de que arranque la temporada nos enteramos del fallecimiento de uno de nuestros más entrañables amigos, el doctor Roberto Díaz Guillamín. Pelotero de la vieja guardia, pitcher y tercera base veracruzano era un deleite ver los juegos con él, comentar cada jugada, recordar a los viejos peloteros y por qué no hablar de nuestra vida privada y nuestras preocupaciones. No había juego en el que no llegara alguien a saludarlo. Podían ser antiguos compañeros de la pelota, como su catcher o personas que iban a agradecerle sus favores y atenciones médicas.
Desde que empezó a sufrir de alzheimer, sus visitas al parque se fueron espaciando pues además de su salud, “le había perdido un poco el amor al juego”.
Descansa en paz querido amigo y guárdanos un sitio en la retadora celestial.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
