Géronimo Gutiérrez, frente a un nuevo reto

Algunas embajadas de México son estratégicas para todo gobierno y las más apetecidas por los embajadores de carrera, una de ellas es la de Washington, otras pueden Bruselas, sede de la Unión Europea, España, Francia, Inglaterra e Italia; pero en realidad, todas ellas tienen un claro perfil político y no necesariamente son ocupadas por miembros del Servicio Exterior Mexicano. No obstante, hoy la embajada de México en Estados Unidos se ha convertido en un dolor de cabeza y en un reto frente al impredecible gobierno de Donald Trump.

La llegada de Trump al poder ha revolucionado al mundo, pero también la diplomacia de más de un país. La cancillería de México no se ha quedado eximida del efecto “Trump”, producto de ello en enero pasado se designó a Luis Videgaray como el nuevo secretario de Relaciones Exteriores, y con ello, también una revolución administrativa tendrá que blindar a la Subsecretaría para América del Norte y a su Dirección General para Dirección General para América del Norte, a fin de enfrentar el reto del reacomodo de las relaciones económicas y políticas con Estados Unidos, luego de años de trabajo para llevarlas a su nivel actual.

En el espacio más cercano de las relaciones entre México y Estados Unidos, este martes el Senado ratificó a Géronimo Gutiérrez Fernández como embajador de nuestro país frente el gobierno de Donald Trump, con lo cual se busca ganar en interlocución frente al nuevo gobierno, echando mano de los mejores cuadros que disponen de contactos cercanos dentro del equipo que controla los destinos de la Casa Blanca.

El perfil de Géronimo Gutiérrez Fernández es público, tanto como ha sido su vida personal.  Él estudió la licenciatura en Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), posteriormente la maestría en Administración Pública en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. En ambos centros de estudio coincidió con su amigo Luis Videgaray. Trabajó como director en la Coordinación de Asesores del SHCP de 1992 a 1994 y como asesor en el Banco de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS); a su regreso a México, en 1999, dirigió la “Fundación Miguel Estrada Iturbide” dentro de la Cámara de Diputados y de ahí se integró al equipo de transición del presidente Vicente Fox en 2000, desde donde pasó a ser el secretario técnico de la Secretaría de Economía con Luis Ernesto Derbez.

La vida le deparó un destino promisorio desde entonces a Géronimo Gutiérrez, ya que Derbez fue nombrado canciller y éste, viendo su potencial, lo nombró subsecretario para América del Norte en 2003. Cuando iba a concluir el sexenio del presidente Fox parecía incierto su futuro, pero la llegada de Felipe Calderón a Los Pinos y de la embajadora Patricia Espinosa a la Cancillería, hicieron posible su continuidad en la diplomacia mexicana al frente de la Subsecretaría para América Latina y el Caribe en 2006, desde donde trabajó para mejorar las relaciones de México con Cuba y Venezuela hasta el último día de su gestión.

Posteriormente, Calderón nombró a Géronimo Gutiérrez como subsecretario de Gobierno, bajo la conducción de la Secretaría de Gobernación por Fernando Gómez Mont y de ahí pasó a convertirse en el director gerente del Banco de Desarrollo para América del Norte (BDAN), la banca de desarrollo surgida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), desechando otras propuestas antes de radicarse en San Antonio, Texas.

Enrique Peña Nieto quizá no ha hecho los grandes cambios que muchos esperaban para reconducir la maltrecha política exterior mexicana y volver a reposicionar a México como interlocutor de América Latina y el Caribe en el mundo; sin embargo, aprovechó para recomponer las relaciones con Cuba, a quien le condonó el 70% de la deuda de 478 millones de dólares, punto de tensión en los dos gobiernos anteriores del PAN con la isla, poniendo punto final al conflicto creado con el trato dado al presidente Fidel Castro en 2002, en la Cumbre para la Financiación al Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas en Monterrey, conocido como: “Comes y te vas”.

Qué ironías de la vida para el embajador Gutiérrez. Han pasado 15 años desde que las relaciones históricas entre Cuba y México se vieron afectadas con la llegada de Vicente Fox en el año 2000, quien priorizó las relaciones con Estados Unidos por sobre las que mantenía México con los países de América Latina y el Caribe. El viraje de la política exterior mexicana hacia Cuba se puso de manifiesto el 18 de abril de 2002 en Ginebra, Suiza, cuando al votar el caso de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México se abstuvo.

Sin embargo, borrar esas páginas de la historia de las relaciones entre México y Cuba no habría sido posible sin los esfuerzos realizados por el entonces subsecretario para América Latina y el Caribe, Géronimo Gutiérrez, quien con el apoyo del embajador José Ignacio Piña Rojas, embajador de México en Cuba de 2005 a 2007, y entonces director general para América Latina y el Caribe en la Cancillería y hoy embajador de México en Panamá, trabajó arduamente para mejorar las relaciones entre los dos países, siendo uno de los artífices de la visita de Calderón a La Habana en 2012 para reencauzar las relaciones históricas entre ambos países.

Los medios ven en el nombramiento de Géronimo Gutiérrez como embajador de México en Washington el producto de la confianza surgida de una amistad de años entre él y Videgaray, pero pocos saben que durante el tiempo que estuvo al frente de la Subsecretaría para América Latina y el Caribe se esforzó por restablecer la confianza del gobierno de Cuba hacia México; de lo cual, si bien no hubo un reconocimiento oficial, los funcionarios de la Cancillería cubana reconocieron su trabajo y lamentaron su salida en 2009, sin olvidar el apoyo que brindó al proceso de integración regional en América Latina y el Caribe.

Podríamos decir que Gutiérrez está hecho para grandes retos y recomponer relaciones; hoy tiene la experiencia necesaria sobre los temas de América del Norte, en especial sobre Estados Unidos y el TLCAN, a través del trabajo que ha venido realizando dentro del BDAN, por lo que con su talento y carácter será un excelente embajador de México en Estados Unidos y un buen interlocutor frente al gobierno de Donald Trump, defendiendo la soberanía nacional y la dignidad de los mexicanos.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.






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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.