La idea central del gobierno de alternancia de Julio Menchaca -desde la prescripción del “primero el pueblo” como una prescripción de gobernabilidad en proceso- ha edificado diversos escenarios desde su ascenso, creando una evolución gubernamental a partir de la planeación y las variables políticas que le han cambiado la historia a Hidalgo.
La actuación de Miguel Tello en este entramado desde la Unidad de Planeación y Prospectiva no ha estado lejana de los trazos programáticos que el gobierno de Julio Menchaca en los vínculos o la interfase a las tareas que, desde el Plan Estatal de Desarrollo (PED), han construido un ejercicio público centrado en la proximidad ciudadana y en la concreción de las obras de la tarea pública.
En este sentido, la planeación y el ejercicio de gobierno revisten una dimensión dinámica en los procesos de expansión de los programas de bienestar social y el financiamiento público. Esto de acuerdo a las cifras de desarrollo/país indica que ha permitido atender las prioridades del desarrollo de comunidades y regiones que, frente a la precariedad de las acciones gubernamentales del antiguo régimen, experimentaron diferentes colapsos económicos y sociales que han acentuado la necesidad de consolidar una nueva institucionalidad política, capaz de redistribuir la riqueza y las oportunidades sociales.
En esta atmósfera de cambio gubernamental en Hidalgo, la identificación desde la Unidad de Planeación y Prospectiva de los efectos de la transición política que vive México ha interpretado los rasgos del diseño gubernamental que permite detonar nuevas dinámicas de integración de las vocaciones comunitarias y regionales para garantizar que la transición política tenga rostro humano y permita construir nuevas lógicas para consolidar la simetría de oportunidades a nivel social. Aquí resalta la horizontalidad de las nuevas políticas públicas y los programas sociales.
Sin embargo, el obstruccionismo de una estructura de gobierno del antiguo régimen que atravesó por problemas de corrupción sistemática es un verdadero lastre en estos momentos de redefinición política en Hidalgo. A contracorriente, el gobierno de Menchaca Salazar atiende no sólo a la reorganización de las instituciones en el combate a la corrupción y malversación pública, sino, también, a la creación de un entramado legislativo, cuyo raciocinio jurídico construya leyes para el bienestar social y sea intérprete fiel de lo que el gobierno de Julio Menchaca inició desde el PED y la planeación del Estado.
Los vientos en contra no se han disipado y, pese a que el gobernador Menchaca Salazar ha puesto énfasis en la austeridad del ejercicio público, no faltan los despistados y extraviados que realizan fiestas de XV años como el alcalde de Tianguistengo, en un despropósito de ética pública, por lo que la oposición se regocija creando una retórica política acusando que medidas como la construcción de nuevas instalaciones de gobierno son el carpetazo a la congruencia de la planeación y el gasto público.
No obstante, la vehemencia de los ataques de la oposición en el Congreso local ha quedado acéfala frente al esquema y corridas de los números que eroga el gobierno por arrendamientos de infraestructura y, unido a esto, el hecho de que se ha develado una serie de contubernios históricos sobre negocios privados con fachada pública que auspiciaron estos arrendamientos brutales.
La lectura de la realidad, entre la planeación y las variables políticas en el gobierno de Julio Menchaca, permiten apreciar que nos encontramos frente a los desafíos de una gobernabilidad en proceso.
En esta perspectiva, el gobierno de alternancia lo mismo atiende a los frentes de corrupción e impunidad del legado de la Estafa Siniestra del antiguo régimen que a la reestructuración de la burocracia que se anquilosó en los puestos públicos; generando, a todas luces, la complicidad tácita o expresa sobre acciones de corrupción que derribaban la soberanía y voluntad del pueblo.
De cara al tercer año de gobierno de Julio Menchaca, la planeación y las variables políticas se encuentran ejerciendo diversas presiones para concretar el programa de gobierno. Sin embargo, son más los aciertos que las confusiones y despropósitos que, amargamente, por décadas, la ciudadanía tuvo que enfrentar con las consecuencias de la desigualdad, la pobreza y las asimetrías sociales en Hidalgo.
