Otra de las nominadas al Óscar es Jojo rabbit, una comedia del neozelandés Taika Waititi que aspira a seis estatuillas (mejor película, actriz de reparto, guion adaptado, vestuario, diseño de producción y edición).
De acuerdo con el guion del propio realizador y de Cristine Leunens, Jojo (Roman Griffin Davis) es un fanático nazi de 10 años que imagina que Adolfo Hitler (el propio director) es su consejero particular; Rosie (Scarlett Johansson), su madre, lo manda a un campamento nazi, donde sufre un accidente con una granada que lo desfigura; sin embargo, ella trabaja para la resistencia en la clandestinidad.
El horrorizado niño descubre que su madre oculta, en su propia casa, a una joven judía, Elsa (Thomasin McKenzie); para su sorpresa, no se trata de ningún demonio con cuernos y terminará enamorándose irremisiblemente de ella.
No puede uno evitar recordar La vida es bella, de Roberto Benigni, en la que un padre hacía hasta lo imposible para ocultar los horrores de un campo de concentración a su pequeño hijo.
El director de Entrevista con el vampiro logra algunos momentos divertidos y provocadores, banalizando los horrores de la guerra desde un punto de vista infantil y caricaturizando a Hitler, haciéndolo, incluso, simpático.
Jojo rabbit resulta, pues, una comedia diferente acerca de la guerra, que corre el peligro de banalizar el holocausto.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
