INE, ¿caballo de Troya?

Pensar que la democracia en nuestro país se reduce a la existencia del INE es un riesgo que podría derivar en defender una enquistada corrupción en nombre de la justicia

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

La democracia es un régimen político que va más allá de la dimensión electoral, de lo contrario, la ciudadanía sería democrática solo cuando se presentan elecciones, lo cual reduce a la democracia al acto de elegir, negando con ello realidades significativas como la organización, la movilización, el debate y el asociacionismo.

Los desencuentros entre el Poder Ejecutivo y el INE se presentan bajo la tesitura de combatir el monopolio electoral centrado en un organismo que se ha vuelto polifuncional cuando no debería serlo, porque lo mismo organiza procesos electorales que crea credenciales de identidad, atribución que debería corresponderle al registro civil del país.

En este lúgubre escenario de títeres y marionetas electorales, el INE se ha investido desde su consejero presidente como el “bastión de la democracia”, cuando en diversos comicios las irregularidades en las que ha incurrido se ciernen no como pifias electorales, sino como heridas a la democracia que se traducen en la violación de la voluntad ciudadana.

Es increíble que los personeros del INE, iniciando por el consejero presidente, defiendan salarios que insultan a la ciudadanía, porque, en muchos casos, van más allá de las dietas parlamentarias y superan los ingresos por concepto salarial del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero lo sustantivo del análisis no gira en torno a los estratosféricos sueldos que perciben los cuadros directivos del INE, sino a que es un monopolio que no salvaguarda los procesos electorales y que ha enquistado los valores fundamentales de la democracia, reduciéndola a su expresión electoral; por lo tanto, “quien defiende la democracia, defiende al INE” es una falacia asquerosa que circula en los medios informativos.

El INE no es sinónimo de democracia, asumir esta realidad es un despropósito de su investidura, es como el abogado que defiende a García Luna: que entienda de leyes no lo convierte en ley.

El presidente López Obrador hoy tiene que remar, como lo ha hecho desde el inicio de su gestión, contra los resabios corruptos del antiguo régimen, que sigue con un discurso político de “paladín de la democracia”, como lo configura el INE, cuando la realidad es que el monopolio del poder que perdieron ha deteriorado las entrañas políticas de la nación y se convierte en un potencial caballo de Troya.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.