A lo largo de su gestión, López Obrador ha probado que, con su entereza y distancia con las corruptelas del pasado, nada, nada, nada lo despeina como pasó con el viento y Benito Juárez.
La oposición tras bambalinas ha intentado, por diferentes medios, crear cortinas de humo sobre el presidente, sin que hasta ahora el bombardeo haya podido inquietar su camino; es más, ni los señalamientos sobre su familia o su persona han dado pie a investigaciones con peso sustantivo y real.
El rumor de la prensa a modo sobre la existencia de vínculos financieros en la campaña presidencial de López Obrador no ha podido crecer en el imaginario colectivo y, lo que es peor, dentro de posibles investigaciones que el gobierno de Estados Unidos ha desmentido, por lo que no existe el piso firme de indagatorias que puedan alterar la integridad del actual presidente de México.
¿Qué se esconde detrás de la persecución política en contra de López Obrador? Una guerra sucia que se instaló desde las primeras horas en que el tabasqueño fue investido como presidente de México inició en los edificios de Polanco, donde se intentó operar una campaña de desprestigio utilizando a la partidocracia de la oposición para crear un clima de desencuentro político y erosión social, inclusive existieron sondeos para tratar de dar un golpe de Estado, intentonas que no funcionaron por la fuerza política que aglutinó el presidente de la izquierda mexicana.
De cara a las elecciones de 2024 en México, la virulencia de la oposición intenta despedir la gestión de López Obrador creando incertidumbre en el ascenso de Claudia Sheinbaum, representante de izquierda que dará continuidad y profundidad a los cambios estructurales de la política y el gobierno en un país donde limpiar la corrupción e impunidad ha resultado escabroso.
La guerra sucia contra López Obrador no ha surtido los efectos esperados por la oposición, el escenario y la correlación de fuerzas políticas hacen de la cortina de humo creada una tarea menos que impensable frente al capital político del presidente que no lo despeina ni el viento.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
