Hidalgo se encuentra en la efervescencia de la inversión pública federal y estatal que han concitado caminos que abren oportunidades sociales, y entronizan con un modelo de desarrollo insospechado que se acompaña de la inversión privada nacional e internacional a gran escala.
El escenario de la inversión pública en el ascenso de Claudia Sheinbaum tuvo su entrada en la concepción de inversión ordenada.
El pronunciamiento de Sheinbaum Pardo se trazó en la visión de control de la anarquía de inversiones que se promovieron en los gobiernos del antiguo régimen, donde, sin escrúpulos, en arqueos legales y contubernio público se permitía el arribo de inversiones que ni siquiera se ajustaban a las normas de preservación del medio ambiente, responsabilidad social y presencia solidaria del capital frente a la ciudadanía.
En esta atmósfera, la proyección del aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) como macro inversión, trazó desde su construcción en el presente gobierno de López Obrador un vuelco a la integración de Hidalgo a la metropolización central. Lo mismo ocurrió semanas atrás, donde la reunión entre Claudia Sheinbaum, Delfina Gómez y Julio Menchaca se ratificó la articulación de acuerdos y planificación sobre la vinculación Ciudad de México, Hidalgo y Estado de México.
Existen diferencias notorias en la capacidad de inversión pública entre Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo. Esta condición permite apreciar que la planeación financiera pública acercará a la administración de Julio Menchaca a un escenario de gestión gubernamental provista de ventajas para el desarrollo económico y social.
Quedan abiertas preguntas como: ¿Qué efectos tendrá para la seguridad ciudadana la vinculación a Ciudad de México y Estado de México?, ¿la inversión ordenada evitará la anarquía económica de capitales privados nacionales e internacionales que coexistan para un sano desarrollo? y ¿el cuidado del medio ambiente y preservación del agua estará presente en Hidalgo que vive una crisis hídrica y de recursos naturales?
El ascenso vertiginoso de Claudia Sheinbaum al poder ha marcado un prolegómeno de un gobierno de vanguardia nacional. Pocas veces un presidente electo -en este caso, una presidenta- había trazado desde la creación de su gabinete y sus proyecciones en la planificación de Estado tantos pronunciamientos en tan poco tiempo sin aún ejercer el cargo.
Uno de los aspectos de la inversión pública en los pronunciamientos que envuelven la realidad de Hidalgo desde el trazo de Julio Menchaca en las Rutas de la Transformación, lo implican los Polos del Bienestar.
Los Polos del Bienestar son la prescripción del futuro gobierno de Claudia Sheinbaum del crecimiento con equidad, cuestión asimétrica en Hidalgo y que, por demás, demarca huellas de pobreza histórica y desigualdad social. En este cometido, la regionalización de la economía en Hidalgo marca un reto y un escenario de reivindicación social, porque lo que menos ha existido a nivel regional es la creación de un “polo de bienestar”.
Todo indica que la clave de la inversión pública es la “planeación ordenada”. Admitir la coexistencia de la inversión pública y privada no puede darse en un marco de anarquía de los apetitos privados, sino en una nueva noción de inversión para el bienestar, lo cual debe poner a trabajar al Congreso para que el marco legislativo reoriente el camino que históricamente se extravió o no existió en Hidalgo.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
