La mediocridad del espíritu político

Los servidores públicos se han acomodado en un estado de profunda mediocridad y no persiguen más que sus propios intereses, así sea a través del delito.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

No es sorpresa que noticias como el peculado y la malversación de fondos públicos acaparen los espacios informativos, como tampoco lo es el castigo judicial que algunos –los menos- servidores públicos están recibiendo en estos momentos.

Esta realidad se engendró por la mediocridad de la clase política debido a la rapacidad y la subordinación servil del encargo público, pues los funcionarios mediocres buscan cometer peculado prácticamente para existir, y este ser juez y parte es el pedestal perfecto para el abuso y la corrupción.

Por ende, nos encontramos en una era de “reestructura política”, donde cometer peculado crea la sensación de un Estado de “espiritualidad moral de la política”, pero no como consecuencia de la creación de esa espiritualidad moral de la política, porque ello no está construido ni planteado desde la propia ley, sino desde el uso de ésta como látigo de castigo; es decir, la ingeniería constitucional carece de una esencia de moralidad política que asuma su construcción para la pulcritud del poder y hace de la punidad la herramienta que desvela la podredumbre de la cual emerge esa misma legalidad.

Por esta razón, la mediocridad del servicio público no puede ser desterrada, porque jugamos al castigador y al castigo, no a la probidad como éxito público, y con ello condenamos a los constructos de la administración pública al cáncer de la mediocridad, donde la corrupción es la madre que la está pariendo y dejando en la orfandad de esa moralidad pública que se convierte en retórica y demagogia que esconde a los mediocres.

La mediocridad del espíritu político se nutre de servidores públicos mediocres, incapaces de crear desde la originalidad del servicio público respuestas y rutas de marco lógico del siguiente paso o prospectiva y perspicacia, por el contrario, dan un paso atrás que les garantiza confort y cultiva su mediocridad como herramienta idónea para vegetar mientras su vida trascurre en la comodidad de la negación encubierta del encargo que debe tener luz pública cuando en realidad se encara en la terrorífica condición de la mediocridad.

 

 Consultoría política y conferencias: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.