Trump es Trump y sus actos lo identifican plenamente, no ahora que ha cobrado la mayor notoriedad por ser el presidente de Estados Unidos, sino desde sus estelas como magnate inmobiliario y organizador del concurso de las putitas de cosméticos conocido como Miss Universo.
A diferencia del viejo dicho de “perro que ladra, no muerde”, con Trump es lógica inversa: es una perra que muerde hasta a los de casa y, cuando ladra, cuidado, porque suele cumplir sus advertencias, cuestión que ante la renegociación del TLC (que por cierto Canadá ya anunció que abandonará y perfilará un tratado directo con Estados Unidos), presagia un futuro negro para México.
Pues qué mierda la mierda; si el gobierno gringo no desea establecer una relación digna y respetuosa con México, que se vaya a chingar a su puta madre y no pretenda que comamos migajas o que nos arrodillemos para comer lo poco que ya engullimos.
México debe diversificar sus mercados, China es un destino que ya ocupa un lugar importante dentro de las relaciones comerciales, y que hasta el momento, mantiene una relación salubre a nivel diplomático con México, por lo que es necesario mirar hacia otros horizontes. Nadie puede negociar con una pistola apuntándole a la espalda.
Nadie puede decir que el gobierno y el pueblo mexicano tienen una venda en los ojos sobre lo que históricamente ha implicado la relación con Estados Unidos, cuestión por la que nadie puede sorprenderse de que la perra ande suelta y quiera morder a todo aquel que no se arrodille ante ella.
No existe ningún pueblo que puede vivir de manera aislada, México no lo puede hacer, pero debe buscar y replantear sus destinos y acuerdos comerciales, esto es indudable y ya no se requieren más tragos amargos para que el pan que nos comamos no sea con un nudo en la garganta.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
