Meade: ¿líder de la derrota priista?

Los primeros minutos del 14 de diciembre inició la campaña de José Antonio Meade Kuribreña como precandidato presidencial del PRI, en un evento realizado en el estado de Chiapas. Ataviado con un traje típico de San Juan Chamula, el gallo tricolor se notaba visiblemente incómodo y su rostro ya no reflejaba el ánimo anterior, más bien lucía preocupado por la desangelada cargada.

Es que al candidato priista no le ha ido nada bien en las encuestas ni en la opinión pública: a días de ser nombrado el elegido el PRI se mantuvo como tercera fuerza en las preferencias, pero con la pérdida de tres puntos porcentuales.

Con todo el despliegue mediático, Meade no ha logrado darse a conocer entre más del 28% de la población, su discurso no logra permear en la intención del voto, y en diversos foros de análisis político ha sido calificado como uno de los peores candidatos priistas en la historia.

Es tal la desazón que se vive en los tricolores que el arranque de precampaña dista enormemente de 2012; a estas alturas, Enrique Peña Nieto ya se perfilaba como candidato puntero entre todas las expresiones políticas con un efecto mediático de rockstar.

Meade Kuribreña no pudo encender los ánimos de la cargada que asistió a su arranque de precampaña, con un discurso que ofrece la continuación del proyecto peñista pero que no logra desvincularlo de una extracción panista.

El grito de “¡Sí se puede!”, en Chiapas parecía más un presagio de derrota que una porra entusiasta, pues los priistas saben que viven una de sus peores crisis con una gran probabilidad de perder la Presidencia.

Las críticas llueven en todos los sentidos: la corrupción priista, la falta de discurso y carisma del candidato, los candidatos independientes que prometen robar buena cantidad del voto duro, a Ricardo Anaya con imagen parecida a la de su candidato presidencial pero con mayor aceptación, y un fortalecido Andrés Manuel López Obrador.

Algunos han opinado que será la tercera gran derrota del priismo con José Antonio Meade rebasado por el papel que desarrolla.

Con tan sólo diez minutos frente al micrófono, el candidato priista brindó la imagen de un augurio de derrota en solitario.


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