Mexicano afincado en Israel cuenta cómo se vive la pandemia en ese país

Eduardo Szejnberg es un mexicano de 75 años, que hace seis decidió irse a vivir a Israel, y contó, en entrevista con Adalberto Peralta, cómo ha vivido la pandemia en ese país.

Vive en un pueblo pequeño a la mitad del país y señala que en Israel todos los comercios están cerrados, pero el gobierno les da el 70 por ciento de lo que ellos reportaban ganar a Hacienda para ayudarlos en esta crisis. Esto, es por un año y empezó en junio de 2020 y terminará en julio de 2021.

Además, manifestó que si bien se tienen muchos problemas, el sector salud es muy bueno. La seguridad social tiene cuatro instituciones para que el ciudadano elija en cual se atiende y cada una de ellas tiene su propio sistema de vacunación.

 

LAS VACUNAS

“Cuando a mi esposa y a mi nos tocó vacunarnos, nuestro sistema de salud nos habló por teléfono y nos informó la hora y lugar a la que teníamos que ir”, dijo Szenberg y agregó que un día antes de la fecha prevista, vuelven a hablar para confirmar la asistencia.

El ingreso está muy cuidado, solo entran de cinco en cinco y una vez aplicada la vacuna se esperan 20 minutos en el lugar por si hubiera alguna reacción, de no ser así, se pueden retirar. A Don Eduardo y su esposa les tocó vacunarse en un lugar del ejército, en el que había 15 módulos y todo fluía tranquilamente. 

Contó que sabe de lugares donde ni siquiera se tienen que bajar del coche para que los vacunen, simplemente bajan la ventanilla y personal de salud se acerca a ponerles la inyección. 

También relató que se puede dar el caso de que un día sobren vacunas y otras personas puedan acceder a ella, ya que la vacuna de Pfizer que tiene Israel es un frasco con cinco dosis, y una vez que se saca del contenedor donde está a varios grados bajo cero, no puede volverse a guardar, así hay que ocupar todo el contenido. Les toman todos los datos y en 21 días tienen que volver a ponerse la segunda dosis.

En cuanto a los medicamentos, aseguró que el gobierno absorbe el 80 o 90 por ciento del costo total y el paciente solo paga el resto.

 

FAMILIA SZEJNBERG Y MÉXICO

Eduardo Szejnberg  contó a los radioescuchas de Al Aire que sus padres eran polacos y que su primera intención, al dejar Europa, era entrar a Estados Unidos, pero ese país no los recibió, fue México quien les abrió las puertas y quedaron enamorados de la gente, de su amabilidad y de la comida; y aquí tuvieron cuatro hijos, siendo él el mayor.

“Cuando mi padre, que venía de Polonia –país conocido por su frío clima- conoció Acapulco, sentía que estaba en el paraíso” y yo, desde que estoy viviendo en Israel, sueño con unos buenos tacos, dijo riendo Don Eduardo.

Si bien es cierto que el país, donde se ubican los principales lugares sagrados de las tres grandes religiones monoteístas, son solo 9 millones de habitantes, lo cierto es que la percepción que tienen los ciudadanos es que el gobierno, por lo menos en la cuestión de la pandemia por covid-19, lo están haciendo bien.

Eduardo Szejnberg extraña la comida de nuestro país y dice que, aunque él vive en Israel, su corazón está en México.


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