“La democracia no es más que el gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49%” – Thomas Jefferson
Los comicios electorales que se llevaron a cabo en el Estado de México han originado varios debates dentro de la escena política, académica, social y periodística. No era para menos dado que los resultados fueron tan cerrados.
Aunque en las primeras horas el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) daba una mínima ventaja a la candidata de Morena, o en el trascurso de la noche se habló de un empate técnico entre los candidatos del PRI y de Morena, y más tarde se anunció la “ventaja indiscutible” de Alfredo del Mazo.
Según el PREP, Del Mazo (PRI) obtuvo el 33.7% de los votos, Delfina Gómez (Morena) el 30.8%, Juan Zepeda (PRD) el 17.8%, Josefina Vázquez Mota (PAN) el 11.3% y el 6.4% para los candidatos independientes.
Como se puede observar, entre el candidato del PRI y la candidata de Morena sólo existió la pequeña diferencia del 2.9% de votos, y si tomamos en cuenta que el abstencionismo fue de casi el 46%, no se puede hablar de que verdaderamente exista una democracia, pues hablamos de que casi el 19% de los mexiquenses decidieron a su próximo gobernante sobre el 81% de su padrón de votantes, y si a eso le sumamos le cifra negra de los votos que se compran, de las casillas que roban, etcétera, la palabra “democracia” pierde sentido.
Se puede hablar de una cierta legitimidad en los resultados, no de una democracia como tal, y si añadimos que hasta el día de hoy en México no existe el recurso de la segunda vuelta electoral, el panorama no luce alentador.
Con el triunfo de Alfredo del Mazo el PRI conserva su estado insignia de cara a las elecciones presidenciales de 2018; regresa al poder el Grupo Atlacomulco; se prepara la plataforma para el candidato que represente al PRI en la contienda presidencial, que muy seguramente será el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, cuyo nombre se rumora mucho tanto en el ámbito estatal como en el nacional.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.
