México, a punto de la fiebre del "Ya ganamos"

A pocas horas del debate entre candidatos presidenciales, podemos asegurar que después de las 22 horas de este domingo todos los partidos tendrán en redes sociales infografías con la leyenda “Ya ganamos”, tal como ocurrió en la Ciudad de México, donde la pelea por el Poder Ejecutivo la sostuvieron Morena y el PRD, pero los tricolores no dudaron en decir que habían salido victoriosos, o por lo menos eso dijo José Francisco Olvera Ruiz en sus redes personales.

La realidad es que la decisión sobre el ganador o ganadora del debate de esta noche solamente le corresponde a los ciudadanos, muy a pesar de todo lo que puedan decir, y que es Andrés Manuel López Obrador el mejor posicionado, por lo que sólo necesita cuidarse de los ataques de sus oponentes.

Para López Obrador la imagen jugará un papel fundamental –tal como sucedió en el debate entre Nixon y Kennedy-, pues de ganar el debate como lo hizo en la entrevista con los periodistas de Mileno TV, tendrá un pie en la Presidencia.

Entre los temas que seguramente escucharemos están los famosos 6 puntos porcentuales, que dice Ricardo Anaya, lo distancian del Peje, aunque muchos encuentran dicha consideración fuera de la realidad.

En tanto, a AMLO le vendrá un ataque sin piedad por parte de todos los contendientes y muy seguramente sacarán a flote temas como la pelea que sostiene con los grupos empresarial y eclesiástico para poder restarle apoyo del público.

DEBATE HIDALGUENSE
En el ámbito local, la pelea se centrará entre Nuvia Mayorga y Julio Menchaca; a ella le corresponderá no caer en provocaciones y brindar propuestas, mientras que a él se le atacará por su pasado priista, pero seguramente Mayorga será la primera en salir a decir que ganó el debate.

El resto de los candidatos cuenta con un discurso tan pobre que es lamentable, por ejemplo, Darina Márquez no juega ningún papel, y en estas elecciones se ve descobijada y sin apoyo. Alejandro González Murillo está inmerso en un discurso para atacar a Nuvia Mayorga y comete constantes errores en la toma de decisiones.

Parece que los debates no tendrán ninguna sorpresa.