Los políticos

— “¡Mirad cómo trepan esos ágiles monos! Trepan atropellándose unos a otros y se hunden así en el fango y las profundidades. Se precipitan todos hacia el trono; tal es su locura –¡como si la fortuna estuviese sentada en el trono! Muchas veces el fango está sentado en el trono –y muchas veces el trono está asentado en el fango.” Nietzsche, Así habló Zaratustra, Capítulo XI.

— “La política es una mierda y para estar en ella hay que comerla”, SM

Todo político quiere el poder y para ello miente. Se miente a sí mismo, miente a sus compañeros y miente a sus contrincantes. Miente a su familia. Miente a todos. Todo en el político es mentira, pues la veracidad impide el acceso al poder. Sólo mintiendo puede convencer, sólo convence prometiéndolo todo, mintiendo; y la nada es lo único que puede cumplir de dichas promesas premeditadamente vacías. Por ello su palabra es mentira, porque sólo piensa en una cosa: el poder político.

Piensan en el poder porque nadie lo respeta sin éste, y efectivamente, sólo ejerciendo el poder son respetados. Por eso son prepotentes, porque su inseguridad reside en que no tienen nada por dentro, sólo el pensamiento de que únicamente son alguien por la investidura del poder; y sólo dicha investidura puede llenarlos de algo (aunque sólo sea de más mentiras). No hay nada profundo, sublime o inspirador en sus mentes, sólo el necio subconsciente que les repite todo el tiempo: “Tú eres el fin. Y ellos, el pueblo, son el medio. Pero no debes decírselos, ¡o díselos al revés!” Entonces de sus bocas salen promesas abstractas en las que se colocan como el medio de un pueblo que los necesita, y convencen mintiendo, en el fondo amenazando; extorsionan sin que te des cuenta. Clientelismo. Y esa es su mentira más grande. La dictadura. Sus rostros maquillados de paternalismo con la brutal intención de aparentar ser “buenas personas”, asegurar que buscan el poder sólo para “ayudar a la gente” y decir que su “vocación” es desinteresada. Tristemente, los borregos se la creen. El rebaño sometido a las palabras engañosas de los políticos: mentiras sobre lo concreto y mentiras sobre sus verdaderos motivos e intenciones. El político en campaña monta su dinosaurio y encabeza la peregrinación hacia una cumbre sacralizada por su partido político. Los secuaces. Y el rebaño le seguirá y balando repetirá su nombre como en un partido de fútbol: “¡Va a ganar, va a ganar, va a ganar!”

Y ganó.

No obstante, ni el Estado es el pueblo, ni el pueblo es el rebaño. ¿El pueblo es la mayoría? No en términos cuantitativos, pero sí como uno de los elementos del Estado, como cuando hablamos de la voluntad del pueblo. Pero el rebaño es tan sólo una parte del pueblo, aquella que ve al político como su pastor; y la clase política es, también, tan sólo una parte del pueblo, aquella que miente al pueblo con respecto a su identidad. No se consideran una parte del pueblo sino su mejor representación, sujetos especiales con derechos especiales, privilegios de unos cuantos a costa del erario. Se mienten a sí mismos y luego llaman “retribución” a sus robos, “costo político” a sus ineptitudes y “buena fe” a sus corruptas complicidades. Mienten todo el tiempo, más aún cuando intentan esconder la mierda que cada uno hace, o tiene que hacer, en su obsesión y lucha por el poder; mienten en la discreción de todas y cada una de las humillaciones que “han sufrido” para sobrevivir en la cadena jerárquica de la clase política. Entienden muy bien las reglas, como la de esconder muy bien la mierda de la que son parte; y eso también es parte de la mierda. Eso comen todos los días. Mierda. Y lo hacen de manera voluntaria, y con mucho placer, si con ello fluye su proceso de acceso al poder.

 

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Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






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EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".