Apenas mencionábamos los nuevos mánagers de la Liga Mexicana, cuando los Diablos Rojos no se quisieron quedar atrás y anunciaron a Sergio Omar Gastélum como su nuevo manejador, en sustitución de Víctor Bojórquez.
En honor a la verdad, el Flamingo no hizo mal trabajo. Desde el inicio de la temporada señalamos que le faltaba pitcheo y, aunque no consiguió terminar en primer lugar en ninguna de las dos mitades, sí fue el equipo más regular, a pesar de ser eliminado en la final sureña por los Leones de Yucatán. Lo cierto es que parte de la fanaticada le reclamaba su paciencia con los pitchers, sobre todo con los abridores, pues resultaba evidente que no le tenía mucha confianza al bullpen.
En cambio, Sergio Omar tuvo un arranque espectacular como relevo con los Guerreros de Oaxaca, llevándolos a la final del año pasado, repitiendo la suerte en invierno. Este año, el equipo, que tiene el handicap de ser el hermano menor de los Diablos, resultó muy mermado, pero consiguió calificar a los playoffs, siendo eliminado por los Leones.
Conviene recordar que, debido al origen tigrista de Gastélum, al ser adquirido por la organización de Harp Helú, se dudó en enviarlo a los Diablos, por lo que estuvo con los Guerreros haciendo un buen trabajo. El Piojo llegó a los Diablos convenciendo por su entrega y su disposición a jugar en cualquier posición; ahora, convertido en estratega, nos hizo recordar al zurdo Alfredo Ortiz, un símbolo escarlata, dirigiendo a los Tigres.
Lo de Oaxaca resultó más sorpresivo: se pensaba que habría un enroque y Bojórquez sería guerrero o, incluso, se llegó a mencionar a Lorenzo Bundy, pero la directiva decidió darle la oportunidad al receptor Erick Rodríguez, con el equipo desde 2001.
¡Suerte a ambos manejadores!
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
