Tristemente, México se ha caracterizado por ser un país en el que impera la corrupción, la cual en los últimos años ha sido evidenciada gracias a las redes sociales.
La corrupción no es un delito, puesto que no está tipificada como tal; simplemente es una práctica que da origen a la configuración de delitos (cohecho, peculado, tráfico de influencias etcétera). Lo lamentable de esto es que la mayoría de los mexicanos la perciben como sinónimo de inteligencia o audacia porque impera en todos los niveles sociales, económicos y políticos.
Es éste último se incluye el caso del extitular de la FEPADE, Santiago Nieto Castillo, quien fue apartado de su cargo debido al escándalo de Odebrecht, que habría sobornado con 10 millones de dólares a Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, monto que supuestamente fue utilizado para financiar la campaña de Enrique Peña Nieto.
Al enterarse de la investigación en su contra, Lozoya envió una carta a Santiago Nieto para que diera una exculpación pública y por ende la investigación no continuara, pero al no acceder y, en cambio, dar a conocer la misiva, fue cesado de la FEPADE, simple y llanamente por no dejarse coaccionar por el sistema priista.
El argumento de la PGR es muy endeble (amén de un evidente error), al señalar que el cese fue causado por “violaciones al código de conducta” teniendo como fundamento dicha carta, la cual en ningún momento puede ser violatorio del código de ética, ya que no es sustantivo de la investigación.
Salvo sus excepciones, siempre he mencionado que la PGR es un lastre del Derecho, desde agentes del Ministerio Público que no saben integrar una carpeta de investigación, pasando por jueces y abogados de oficio que son sobornados y/o son incompetentes para conocer de la materia (en el viejo y “nuevo” sistema), pero este caso evidencia una corrupción mayor, una de altos niveles, ya que el poder que tienen Lozoya y la gente involucrada pueden manejar a la PGR, a una gran mayoría de diputados y pueden destituir de la noche a la mañana al titular de una institución federal con argumentos pobres y carentes de sentido.
Ojalá Santiago Nieto sea restituido como titular de la FEPADE, eso daría un giro de 180 grados a la concepción que se tiene del país, a un nuevo cambio sociocultural del mexicano, además de que sería un gran escaparate para el PRI con cara a las elecciones de 2018.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.
