Olveristas: sinónimo de malos políticos

La presencia de Andrés Manuel López Obrador en Hidalgo generó cientos de especulaciones sobre las fuerzas políticas que podrían apoyarlo en su tercera contienda.

En la entidad ha llamado la atención el “bono” por 3 mil 600 pesos mensuales que sería otorgado a personas que ni estudian ni trabajan. Dado que el reciente cambio de sexenio dejó a cientos de personas sin nómina especial y a otra cantidad similar sin trabajos fantasmas, sería una opción bastante viable para calmar resentimientos.

La propuesta del candidato izquierdista podría hacer suspirar a buena cantidad de olveristas que estaban acostumbrados a recibir remuneraciones sin el menor esfuerzo, aunque no se trata de una cantidad que se acople a sus lujosos gastos, es decir, no les alcanza ni para una comida en los conocidos lugares que acostumbran frecuentar, pero sí podría ser un apoyo que los incite a trabajar como el resto de la población.

Pese a las bondades que dicha propuesta podría brindarle, el grupo olverista muestra su abierto apoyo a José Antonio Meade, precandidato priista, pues lo ven como su boleto de protección para no enfrentar consecuencias legales por los múltiples desfalcos en los que se vieron involucrados.

Resulta que Aunard de la Rocha se incorpora al cercano equipo del precandidato después de haber fungido como secretario de Finanzas en la entidad y haber sido el responsable del manejo del erario público, aunque con la reciente investigación que sitúa a diversos gobiernos estatales con desvíos de recursos a campañas priistas nadie se sorprendería de ver el nombre del eterno aspirante a diputado federal involucrado en alguno de esos temas.

Por otro lado, Francisco Olvera Ruiz hace sentir “esperanzas” a todo el grupo político que se enquistó durante seis años en la entidad sin poder concretar un solo logro que beneficiara a la población.

Bien reza el dicho que “el miedo no anda en burro”, pues en cuanto los olveristas comenzaron a ver que era descubierta y ventilada su relación con el desvío de fondos estatales, buscaron la forma de hacerse pasar como víctimas para pedir una oportunidad en las ligas nacionales.

Ahora en la Ciudad de México nadie se sorprendería de escándalos relacionados con este grupo que no posee características de operadores políticos, pues omitieron contar que los "carros completos" con que se vistieron no fueron por mérito de su trabajo sino porque la mayoría de candidatos no pertenecían a su grupo político o fueron reforzados en las suplencias, mientras que todo el peso recayó en actores políticos destacados en la entidad.

Al grupo olverista le urge hacer efectivo el seguro de desempleo porque sus ratos sin trabajo y sin estudios los centra en actividades poco profesionales que tienen que ver más con el resentimiento, tal como armar call-centers donde se dan a la tarea de boicotear páginas y portales donde no se habla bien de ellos.

Durante todo el sexenio de Olvera Ruiz bastaba abordar el transporte público para escuchar las quejas de la ciudadanía, que además no perdonaba su pasado de porro y que finalizaban toda plática con la frase “él no ganó”.

En la Ciudad de México se darán a la tarea de armar el mapachazo y la propaganda negra, aunque habrá que agregar que hasta este tipo de estrategias les salían a medias, pues nadie puede olvidar la ocasión en que a Ricardo Crespo “se le fugó” la dirección en donde resguardaba este tipo de material y tuvo que mandar un grupo de choque a golpear gente y dejar heridos de gravedad porque no pudo ni con tan pequeño encargo.

La presencia de los exdiputados Javier Amador y Miguel Romero asegura los errores en todos los trabajos, pues con todo y la compra de medios de comunicación en la entidad, este par salía constantemente a la luz por diversos escándalos, mientras que en los distritos que representaron se hicieron acreedores al repudio de la población por falta de trabajo y exceso de prepotencia.

A pesar de todo, prometen armar la cargada a favor de los priistas, aunque muy probablemente será cuestión de tiempo para que se den a conocer por sus incapacidades y excesos.

En Hidalgo los peores personajes de la política tienen un sinónimo: olveristas.