Cuando señalo que “Pachuca debe apretar el paso”, mis únicos y queridos lectores, no me refiero a su equipo de futbol, sino a su ayuntamiento que, en estos días aciagos, nos ha develado que sólo 50 policías cuentan con su Certificado Único Policial, que acredita su capacitación y proyección como cuerpos de seguridad ciudadana.
Es positivo que el alcalde Jorge Reyes reconozca y no oculte las zonas de vacío y que haya referido que el ayuntamiento a su cargo habrá de generar procesos ampliados en la capacitación y certificación de los cuerpos de seguridad pública, en un momento donde no se debe ni puede descuidar esta zona sensible para la ciudadanía.
Pese a que el Índice de Paz México señala que Hidalgo no se encuentra entre las entidades con mayor presencia de la complejidad social en materia de seguridad pública, advertía que los delitos como el trasiego de huachicol fiscal, extorsión y narcomenudeo se han incrementado de manera significativa y ello requiere un esfuerzo estatal y municipal para frenar las estelas de la delincuencia.
En este trazo doloroso, Pachuca ha experimentado los problemas de la extorsión y el narcomenudeo y, pese a que ha tenido logros en capturas de delincuentes, no se encuentra exenta de la violencia y peligro social que esto ha ocasionado.
A diferencia de la administración que precedió a la de Jorge Reyes, afortunadamente el ayuntamiento no ha caído en “hallazgos”, debido a que se encuentra realizando un trabajo de piso y pormenorizado de la complejidad social y su control urbano.
La administración anterior de la metrópoli capital, Pachuca, dejó un caos en materia de seguridad pública, entre otras cositas, por lo que es indispensable replantear el camino y los protocolos de seguridad ciudadana que no deben quedar a la zaga en la administración de Reyes Hernández.
Lo delicado de delitos como el trasiego de huachicol fiscal, como lo indican los análisis del Índice de Paz México, estriban en que de este ilícito se desprenden actividades paralelas o se refuerzan, como sucede con la extorsión y el narcomenudeo.
Una de las condiciones del análisis internacional delictivo estriba en que México ha naturalizado la tributación de la extorsión a nivel comercial, al grado que infinidad de comercios y servicios ya destinan “cuotas” para garantizar su seguridad.
En este trazo, no nos es ajeno que comerciantes de Pachuca y del resto de los municipios en Hidalgo hayan experimentado extorsión o amenazas en torno a ello, lo que indica que la seguridad pública debe ir a fondo e investigar para dar resultados y, como lo indica en Índice de Paz, plantear una respuesta firme de la actuación policial.
Nos hemos quedado con una problemática compleja en la administración de Jorge Reyes, que debe navegar entre problemas heredados como retos y demandas ciudadanas en un crecimiento urbano donde las variables se multiplican, lo mismo en la recolección de basura que en seguridad ciudadana y, máxime, cuando el trazo de metropolización ya nos ubica en la zona centro del país en comunión con el Estado de México y la Ciudad de México.
Pachuca debe apretar el paso, estamos a la vuelta del día de la próxima entrega-recepción del Cabildo y es menester desahogar la mayor parte de los problemas sociales que debe atender la administración de Jorge Reyes.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.







