Después del anuncio nacional, con bombos y platillos, de que el Partido Acción Nacional se ha renovado en la libertad y la democracia, y que no irá en alianza con el vetusto dinosaurio priista, las estelas de la radicalización de esta derecha que emula a otras hemisféricas como la del Javier Milei en la Argentina, deja claro que no ha aprendido nada ni en la retórica ni en las acciones, porque “plantear” un proyecto de derecha radical, en estos momentos en México, habrá de acelerar sus rendimientos políticos decrecientes, la pérdida de la escasa credibilidad y legitimidad que aún le queda en todos aquellos que defienden ¡la libertad, carajo!
En Hidalgo, de manteles largos y orquesta filarmónica, el PAN en voz de su dirigente, Marcela Isidro, ya nos había anunciado que Acción Nacional no iría en alianza con el PRI. Esta declaratoria dejó abierto el análisis crítico sobre, ¿cuáles son las premisas que enarbola este “renacer panista”?
I. Dios los hace y ellos se juntan
Tanto Marcela Isidro como el diputado indigenista, Asael Hernández, esbozaron a título de “fuchi” el abandono de la alianza con el PRINOSAURIO que, en ese infausto 2 de junio de 2024, los sumió en esta larga, larga, larga noche en la que se encuentran, y que en Hidalgo los ha borrado de los planos protagónicos tanto en el Congreso local como a nivel ciudadano, donde los blanquiazules, y no se diga los tricolor, se cuentan con los dedos.
II. El ajonjolí de todos los moles
Debido a que Acción Nacional ya no es un partido protagonista en la nación y no se constituye como la segunda fuerza política ni a nivel nacional ni en Hidalgo, ahora aparecen las constantes declaraciones de personeros panistas en Hidalgo, inmiscuyéndose en lo que hace Morena, al grado que el alcalde de Mineral de la Reforma, Eduardo Medécigo, les contestó que si los panistas tienen acusaciones “que prueben que existe subejercicio de su cuenta pública”.
En este mismo tenor, tratando de sacar “raja política”, el PAN ha acusado tanto al gobierno federal de la presidenta Claudia Sheinbaum, como a la gestión de Julio Menchaca, de no haber apoyado con pericia institucional a los damnificados por el huracán Priscilla, acusación que fue abortada ante la presencia de la presidenta en Hidalgo, el puente aéreo y la respuesta solidaria del gobierno de Julio Menchaca.
III. A falta de PAN, buenas son las tortillas
Debido a que la alianza del PRIAN fue un colosal fracaso y que después de la derrota del 2 de junio del 2024 quedaron tan brutalmente lastimados los partidos de la derecha, Alito se curó al igual que Markito sus heridas, erigiéndose como senadores de la República. En este trazo, a falta de PAN, buenas son las tortillas, y de acuerdo al diputado indigenista, Asael Hernández, no se puede encubrir la corrupción que ha existido en Acción Nacional. Bueno, por lo menos las tortillas engordan.
IV. El renacer de la ultraderecha
Lo mismo en la Italia fascista que en la Alemania nazi, en tiempos de crisis política la derecha se condensa y brotan como castañas en invierno las reacciones que la llevan a constituir la ultraderecha. Esa es la lectura de este momento a nivel nacional, donde el PAN, con bombos y platillos, habla de la libertad y la democracia.
Cuando el PAN enarbola que renace desde la libertad, lo que está acusando es que en este gobierno de Morena no existe libertad, y cuando habla en este renacer de democracia, impugna que tampoco existe democracia en México. Pero, entonces, si no existe no la libertad ni la democracia en el espectro político ¿por qué los panistas siguen jugando en el Senado, en la Cámara de Diputados, en los Congresos locales, constituyen gobiernos -pocos, por cierto-, así como expresan mediáticamente y unilateralmente en libertad plena que en México no existe ni libertad ni democracia?
Libertad y democracia sobra en México, lo que es escaso en materia política es encontrar un proyecto político de la derecha que sea abanderado por la sociedad y eso es lo que le duele al PAN, que ha dado el paso lógico de su radicalización: renacer desde la ultraderecha.







