¿Pelea de trogloditas políticos en Hidalgo?

La pelea entre Miguel Tello y Marco Mendoza rompe la civilidad del comportamiento de la administración de Julio Menchaca, la cual se presentó cuando el gobernador conminó a Miguel Tello y a Marco Mendoza a que se dediquen a trabajar.

Al rojo vivo, la pelea entre los pesos pesados de Morena, Miguel Tello, y del PRI, Marco Mendoza, que hizo las delicias en las redes sociales en Hidalgo, creando un escenario de mofa social que fue más allá de lo ético y lo legal para dejar constancia de que la realidad supera la ficción.

El zafarrancho entre el actual titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva de la administración gubernamental, Miguel Tello, y del presidente del PRI Hidalgo y diputado plurinominal, Marco Mendoza, ubica un desencuentro que se presentó a través de las redes sociales, donde Tello Vargas se habría burlado del presunto embargo del edificio de la sede del PRI que adeuda más de 800 mil pesos de predial a la municipalidad de Pachuca, para, posteriormente, borrar de su cuenta una captura de pantalla de WhatsApp, donde era aludido por personajes del PRI.

Marco Mendoza Bustamante, por su parte, acusó a Tello Vargas de que había realizado espionaje político, al más puro estilo de los resabios de los gobiernos del antiguo régimen.

El espionaje político en México es una práctica que devino de los gobiernos del antiguo régimen y, hace menos de un mes, se destapó el escándalo de que el expresidente Enrique Peña Nieto habría recibido 25 millones de dólares durante su gestión, por permitir instalar el Sistema Pegasus de un consorcio de origen israelí. En todo caso, una práctica de espionaje es mucho más elaborada que la filtración de una red social, pero, igual de delicada.

En el primer y único round de esta pelea, la tensión entre ambos personeros públicos se dejó sentir en las redes sociales como si se tratara de una cuestión menor y de poca monta. Sin embargo, las redes sociales fueron reactivas y conminaron tanto a Tello Vargas como a Mendoza Bustamante a dedicarse a trabajar, porque la pelea, a todas luces, se realizó en horario de labores.

En esta atmósfera beligerante, ¿qué lectura debe dársele a este zafarrancho público con tintes de arena política?

El escenario nacional por el que atraviesa la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, frente a los embates de la derecha del PRIAN, tanto en las acusaciones del caso Adán Augusto”, como en el desafuero del caso Alito Moreno”, han predispuesto un choque de placas tectónicas entre izquierda y derecha, lo que mantiene caliente el ambiente político frente a la impotencia de las fuerzas del PRIAN, que han visto mermadas todas sus posibilidades de regresar al protagonismo político en la nación.

Hidalgo no es la excepción dentro de este enrarecido clima político y la pelea entre Miguel Tello y Marco Mendoza de cara a la sucesión transexenal del 2028. No obstante, es un capítulo que rompe la civilidad del comportamiento de la administración del gobernador Julio Menchaca, precisamente porque, si algo ha caracterizado al gobernador de Hidalgo, es su civilidad política y concordia de mando.

Recordemos que cuando en el enfrentamiento interno en Morena entre el senador Cuauhtémoc Ochoa y el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares, el impasse del conflicto lo dio el gobernador, haciendo un llamado al trabajo y la civilidad política de ambos personeros, cortando de tajo cualquier suspicacia y armonizando un entretelón que intentaban avivar las fuerzas de la derecha en Hidalgo.

Esta conducta impecable de jefe de Estado, Julio Menchaca, se ha presentado al conminar a Miguel Tello y a Marco Mendoza a que se dediquen a trabajar. Precisamente porque existen alcances mayores de sus gestiones que impactan al equilibrio de la marcha del gobierno y a la ciudadanía en Hidalgo, la cual no puede estar a merced ni de veleidades políticas ni de desencuentros sórdidos.

Sin embargo, la acusación de espionaje político que ha realizado el líder del PRI Hidalgo sobre Miguel Tello, debe ser revisada y fundada, de lo contrario se erige como un despropósito infamante hacia un servidor público.

La ética pública debe sobresalir en este desencuentro protagonizado por Miguel Tello y Marco Mendoza.

No pueden ni deben primar las prácticas primitivas de trogloditas políticos en Hidalgo. Las y los hidalguenses exigen un gobierno de resultados y esto no está a discusión ni veleidad de las fuerzas políticas de la izquierda o la derecha.


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