Luego de clausurar la LXXI Muestra Internacional, la espléndida La fiebre de Petrov, de Kirill Serebrennikov, se ha estrenado en funciones regulares en la Cineteca Nacional.
Basada en una novela del escritor estonio Alexei Salnikov, la cinta narra la historia de Petrov (Semyon Serzin), un dibujante de cómics; su esposa bibliotecaria (Chulpan Khamatova), y su pequeño hijo (Vladislav Semiletkov), que afectados por un virus, se ven enredados en una serie de extrañas aventuras a lo largo de la noche, que incluirán un cadáver desaparecido, una fiesta de la reina de las nieves y una reyerta en un club de poesía.
El director de El discípulo y Leto le imprime un ritmo vertiginoso al filme, que puede verse como una alegoría del covid y de la caótica sociedad rusa.
El realizador manifiesta su rabia e impotencia ante la burocracia y las autoridades, que decretaron su arresto domiciliario, por considerar su obra subversiva.
Serebrennikov filma como presa de la fiebre de su personaje central, con una lluvia de imágenes que, en ocasiones, muestran los deseos no cumplidos de los personajes, y la espléndida edición de Yuriy Karikh hace que la cinta no pierda nunca el ritmo, a pesar de sus 145 minutos, que la convirtieron en la más larga de la muestra, pero que no se siente pesada en ningún momento.
Petrovy v grippe obtuvo el premio a la mejor fotografía en el Festival de Cannes para Vladislav Opelyants, y es un filme que no hay que perderse.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
