El anuncio reciente de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la construcción del tren México-Querétaro ha generado grandes expectativas en cuanto al desarrollo de la conectividad en México. Con una inversión de 75 mil millones de pesos, este proyecto ferroviario busca reducir los tiempos de viaje entre la Ciudad de México y Querétaro, beneficiando a millones de personas. En particular, los municipios hidalguenses de Atotonilco de Tula, Tula de Allende, Nopala de Villagrán y Tepeji del Río se verán directamente impactados.
El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, ha respaldado firmemente este proyecto, subrayando que la creación de empleos y el desarrollo económico mejorarán significativamente la calidad de vida en la región. No obstante, uno de los mayores desafíos que enfrenta tanto Sheinbaum como Menchaca es la creciente inseguridad en Hidalgo, que amenaza con ensombrecer los beneficios del desarrollo.
Los recientes actos de violencia en el estado, como el trágico asesinato de tres mujeres en Zempoala, sirven como un doloroso recordatorio de los problemas de seguridad que persisten. El progreso que promete el tren México-Querétaro no debe verse afectado por la ola de criminalidad que ya impacta a las comunidades locales. Para garantizar que este proyecto no se convierta en un imán para el crimen, es crucial que los gobiernos federal y estatal implementen estrategias de seguridad en Hidalgo de manera eficaz.
El tren México-Querétaro no sólo representa una oportunidad para el desarrollo económico, sino también un compromiso con la seguridad de los ciudadanos. La coordinación entre los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Julio Menchaca será fundamental para asegurar que la nueva infraestructura no venga acompañada de un aumento en la violencia en Hidalgo. No basta con la inversión y la promesa de empleos; la seguridad de las personas debe ser una prioridad.
La población de Hidalgo espera que este proyecto traiga progreso y seguridad de la mano. Sheinbaum y Menchaca tienen la oportunidad de demostrar que el desarrollo y la seguridad pueden coexistir para fortalecer el bienestar social y económico de la región.
Por: Adalberto Peralta Rosales
Nací el 3 de enero de 1984 en Tehuacán, Puebla; mi único hogar ha sido Pachuca, Hidalgo, y así seguirá siendo hasta que me muera. "La escuela nunca me gustó y nunca fui buen estudiante", por lo que jamás me interesó titularme. Ejerzo el periodismo desde hace varios años, he aprendido que para escribir se tiene que leer mucho y tener muy pocos amigos. "Y si me ven contento es porque trabajamos derecho. De vez en cuando me enfiesto...".