Rubén Moreira: candil de la calle, oscuridad de su casa

“Aunque Rubén Ignacio Moreira es diputado federal por representación proporcional en la segunda circunscripción en el estado de Coahuila, se empecina en opinar de lo que políticamente no le incumbe, pues asegurar que el gobierno de Julio Menchaca ha sido malo es la opinión simplista de un viejo político que ha sido señalado por temas de corrupción”.

Desde que la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Carolina Viggiano, fue candidata a la gubernatura de Hidalgo y estrepitosamente cayó ante el ahora mandatario estatal, Julio Menchaca, quien busca reflectores hidalguenses es el exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira, y cada que puede propicia acercamientos con los medios de comunicación locales para exponer su postura sobre asuntos que le competen a nuestra entidad.

En esa narrativa incendiaria, el también diputado federal se siente con la autoridad moral de hablar de corrupción, seguridad pública y decisiones políticas que se han tomado en los últimos meses en Hidalgo y que en estricto sentido corresponden a la política local. Moreira, sin el menor tacto, abre la boca muy a su estilo para desacreditar todo lo que encuentra a su paso y no conviene a sus intereses.

Aunque Rubén Ignacio Moreira es diputado federal por representación proporcional en la segunda circunscripción en el estado de Coahuila, se empecina en opinar de lo que políticamente no le incumbe, pues asegurar que el gobierno de Julio Menchaca ha sido malo es la opinión simplista de un viejo político que ha sido señalado, por su gobierno y el de su hermano, Humberto, por temas de corrupción, al tener a su entidad natal con una deuda pública nunca antes vista.

De acuerdo con información de diarios locales de aquella entidad federativa, desde que Humberto y Rubén Moreira gobernaron Coahuila, es decir, de 2005 a 2017, la deuda del estado creció en más de 300%. Esto se traduce en que cada habitante, incluyendo menores de edad, tendría que pagar 12 mil 527 pesos, según datos de la Auditoría Superior del Estado.

Además, los medios coahuilenses señalan que no ha podido ser visto ningún expediente que proporcione información en materia económica, contable y legal, sobre los acreedores y proveedores físicos o morales, sobre cuál fue el destino de los recursos públicos que salieron del bolsillo de los trabajadores en aquellos tiempos, pero podrán ser consultados en este año; es decir, estaríamos en el umbral de conocer todos los detalles del dispendio económico de su gobierno. Sería interesante ver cómo este buen samaritano hizo uso de los recursos públicos.

Pero los escandalos de Rubén Moreira van más allá de lo político y lo económico, pues también ha enfrentado señalamientos que lo vincularían al crimen organizado, incluso en el extranjero, particularmente en Estados Unidos, donde un delincuente lo nombró directamente. Por todos lados sale pus.

Y como si esto no fuera suficiente, enfrenta un pleito subido de tono con su hermano, Humberto Moreira; cada vez que pueden, se mandan mensajes a través de los medios de comunicación, por ejemplo, en la campaña perdedora de Carolina Viggiano, donde Humberto dijo que la originaria de Tepehuacán de Guerrero sufriría una contundente derrota y así fue.

Diputado Moreira, con gusto parafraseamos dos momentos para la triste historia de este país: primero, hay días en que los hidalguenses no andamos para mamadas y debería usted estar atento a lo que ocurre en su estado y hacer algo por los suyos en lugar de andar de opinólogo; segundo, como lo dijo mil veces la diputada Carolina Viggiano durante su campaña: para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta.


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