En el recuento de los daños, la figura de Xóchitl Gálvez entraña una sociopatía política de la derrota, donde culpar a López Obrador o a la izquierda es un recurso sencillo, pero que ha perdido no sólo vigencia, sino que, en el ascenso del claudismo, es una retórica hueca y vacía que ya no calienta ni al comal de pueblo.