Es evidente que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aplicado una estrategia de desgaste en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pues desea concluir un acuerdo comercial por separado con México y Canadá, dos documentos independientes, y poner fin a la zona de libre comercio creada entre los tres países en 1993.
Aunque hay versiones contradictorias en los medios, se sabe por un lado que Ottawa estaría de acuerdo con la propuesta, algo que ha desmentido el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien ha señalado que sería más ventajoso concluir la renovación del TLCAN entre los tres países.
El desenlace de este folletón parece estar a la vuelta de la esquina. Pese a todo lo que se ha especulado durante 2017 y lo que va de 2018, la renegociación actual de los términos del TLCAN podría tener otro desenlace que el esperado por México, pues el martes pasado el economista jefe de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo que había informado a los canadienses y mexicanos deseo de Trump de negociar un acuerdo por separado para reemplazar al TLCAN, según Fox News.
El impredecible presidente Trump ha cambiado de opinión o simplemente ese fue su proyecto siempre. Recordemos que se comprometió con sus electores a acabar con el TLCAN, insistió en lo malo que ha sido el acuerdo comercial para su país; luego expresó su deseo de trabajar para modernizarlo y en tener un acuerdo antes de la pasada Cumbre de las Américas.
Hoy simplemente ha expuesto públicamente su posición y objetivos reales en todo este proceso de negociación que ha abarcado 8 rondas, efectuadas en los tres países, las cuales al final han quedado abiertas; hoy sabemos que Trump no tendría inconveniente en ver un acuerdo por separado con Canadá y otro con México, países que considera muy diferentes.
Trump está listo para reemplazar el TLCAN. Las posibilidades de llegar a un acuerdo rápido se esfumaron y las negociaciones con Canadá y México se empantanaron. El presidente estadounidense, en nombre de la seguridad nacional, impuso finalmente aranceles del 25 y el 10%, respectivamente, a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá, México y los 28 países de la Unión Europea.
Con ello, se dispone a poner fin al libre comercio y a instaurar barreras comerciales en su economía. Por lo pronto, la Unión Europea ha anunciado medidas de respuesta comercial contundentes contra su aliado y este martes México presentó una lista de productos estadounidenses como carne de cerdo, whisky, queso, manzanas y uvas, entre otros, que pagarían aranceles aduaneros de entre 15% y 25%, similares a los que deben pagar las exportaciones de acero y aluminio al entrar a Estados Unidos; lo mismo hizo Canadá, no sin antes, conjuntamente con la Unión Europea, presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) el viernes contra la imposición de aranceles estadounidenses.
Bajo las nuevas reglas del juego develadas por Trump, con las que terminaría con la farsa de la renegociación del TLCAN para modernizarlo, ahora las negociaciones iniciadas en agosto de 2017 podrían continuar bajo otro patrón si Canadá y México aceptan los términos estadounidenses. En caso de aceptar la propuesta del presidente de EU, las negociaciones trilaterales no podrían continuar antes de 2019 y se abriría un período de incertidumbre que afectaría a la economía mexicana, provocando una salida de capitales por la desconfianza hacia la economía y las dificultades para acceder a los mercados de Estados Unidos, que conducirían a la devaluación del peso y una reducción de la capacidad de producción de las empresas exportadoras, trayendo desempleo y reducción de los ingresos de los hogares.
El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, dijo que la renegociación del TLCAN podría continuar el próximo año, pero lo real, lo inevitable, es que México se ha quedado sin tutor, sin referencia en la geopolítica, libre para tomar sus propias decisiones; finalmente ha logrado su independencia económioca y política de Estados Unidos.

Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.