Alejandro González Murillo: el error con el que está cargando el PRI

Bien reza el dicho en El Invencible: “El partido se equivoca”, pero en 2018 la equivocación fue garrafal con nombre y apellido: Alejandro González Murillo, personaje a quien le alcanzó para comprar una diputación plurinominal en el PES y una candidatura a senador en el PANAL pero no para comprar el trabajo priista.

González Murillo ha pasado ya dos meses de campaña desangelada por su falta de activación, sin justificar los recursos otorgados por el INE, que no se ven reflejados en votos en ningún lado; parece que está cómodamente esperando que los tricolores hagan el trabajo fuerte para ganar su espacio en la Cámara Alta.

Los priistas siempre se han quejado de la falta de espacios a la militancia y del regalo de candidaturas a partidos que no cumplen las cuotas que prometen, que ganan por su trabajo diario y que ni siquiera lo agradecen, esto es exactamente lo que sucede con el candidato panalista.

Mientras miles de priistas en Hidalgo sufren extenuantes jornadas de proselitismo pidiendo casa por casa el voto 4×4, diciendo entre ellos “que el espíritu no se quiebre”, el candidato a senador no mueve un dedo por hacer la parte del trabajo que le corresponde, pasan los meses y todo sigue igual.

Alejandro González Murillo depende totalmente de Nuvia Mayorga Delgado, quien sufre la pérdida de votos y capital a causa de su compañero de fórmula, de quien –dicen- llueven quejas todos los días en el cubo de Colosio, pues los activos priistas se están hartando de hacerle el trabajo a un candidato que ni siquiera es suyo.

Es una lástima que el CDE del PRI les cerrara las puertas a operadores como Humberto, Martín o Carlos para abrirla al endeble equipo de campaña de Nueva Alianza, que desconoce el trabajo de convencimiento y operación política.

Pasan los días y aumentan las renuncias y quejas directas contra González Murillo, quien ahora se encuentra a un paso de ser parte de “los olvidados” y mostrar que su vínculo familiar con Jesús Murillo Karam no lo convierte en político.

En esta ocasión al Invencible le quedó muy chico el candidato y su estructura continúa todos los días dejando el alma en la camiseta para hacer ganar a su candidata a senadora, porque esta fórmula está coja y la desigualdad en la estatura es evidente.