El 2 de junio del 2024 repicaban las campanas de la derrota por doquier. La debacle del PRIAN se cernía como la crónica de una muerte anunciada que, en Hidalgo, se afianzaba ante los logros del gobernador Julio Menchaca, que, en su arrastre político, había empujado con un millón de votos el ascenso de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Los eventos se encadenaban y la crisis del PRI Hidalgo producía una reacción en desbandada hacia el éxodo a Morena. Desde el 4º Piso, las evaluaciones de ese 2 de junio no se hicieron esperar, había que cerrar filas con la presidenta Claudia Sheinbaum y la primera visita de la primera dama estaba en puerta. No se trataba de una cortesía del gobierno federal y el recién ascendido Poder Ejecutivo, sino de un acto de reciprocidad partidista que se había construido meses atrás en plena contienda electoral, donde el gobernador Julio Menchaca había ratificado la confianza al proyecto de la 4T.
Las tres dimensiones de la crisis
I. Del golpe de Estado al vasallaje de las bases del PRI
El golpe de Estado en el PRI -donde Alejandro Alito Moreno y Carolina Viggiano, literalmente, mandaron al asilo político a las y los personeros de la vieja guardia del partido tricolor- estuvo planeado de manera quirúrgica con meses de antelación. Las reuniones entre Alito y Carolina se sucedieron al tenor de los cálculos en la negociación y prebendas con los grupos de poder del partido, y la predisposición al reparto de escaños y puestos públicos. La base militante fue avasallada y amordazada, so pena, de excomunión.
El golpe de Estado marcó una ruta difícil para los que creían en el añejo partido de la Revolución, y que todavía se sentían revolucionarios. Empero, tanto Alito como Carolina les dejaron ver a golpe de cúpula, que una cosa son los revolucionarios y otra, muy distinta, los revolucionados, es decir, la plebe o perrada de la base militante, tal y como se los había propinado Don Plutarco Elías Calles en la fundación del PNR a los viejos caudillos y revolucionarios.
II. De la noche triste a la reelección por la perpetuidad
Desde muy temprano los sondeos ese 2 de junio llegaban a las oficinas centrales del PRI; Morena avasallaba dos a uno, voto por voto y casilla por casilla, quizá con la ironía que festejaba el tlatoani que había mantenido comunicación telefónica con Claudia, festejando el triunfo horas antes de que Taddei, en el INE, lo diera a conocer de manera preliminar. Alito gritaba fraude y maquinaria de Estado, mientras Carolina pensaba “esos malditos nalgas prontas las van a pagar”.
En Hidalgo, la verbena se preparaba en Plaza Juárez sin contratiempos y con la algarabía del gobierno de alternancia.
El golpe a las “nalgas prontas” del PRI se concretó meses después con la ferocidad de una revancha y purga intestina en el tricolor. Nuevamente, Alito y Carolina daban un golpe de Estado; esta vez, no era a la vieja guardia que ya estaba en el asilo político, sino a la base militante, tras ser reelectos de manera indefinida o a perpetuidad como dirigentes del tricolor.
La base militante gritaba en el Congreso priista ¡fraude!, mientras Alito gritaba: ¡triunfó la democracia partidista, viva el PRI por los siglos de los siglos, amén!; para sus adentros, Alito pensaba: mientras exista el PRI, seguiré comprándome cada año mi Lamborghini nuevo.
III. Sin proyecto político ni esperanza partidista
El PRIAN se había disuelto, momentáneamente, y las acusaciones de Alito a Markito y viceversa, no se hicieron esperar. Santiago Creel hablaba de que el peor error era ser aliados del PRI, mientras Manlio Fabio Beltrones aludía a que el fracaso había sido producto del impávido blanquiazul.
Sin proyecto político ni esperanza partidista se ha diluido el escaso poder de convocatoria del PRI y el sistema de negociaciones y prebendas parece un recurso que en el país y, particularmente en Hidalgo, no rige como estandarte proclive a ese clientelismo que, alguna vez, fue pasión y gloria en tierras hidalguenses.
Mis únicos y queridos lectores, estas tres dimensiones de la crisis del PRI avizoran su próximo revés en Hidalgo en 2028, donde nos preguntamos ¿cuál será la carta nominada por el PRI a la gubernatura, en un partido donde no existen figuras con el capital político como en Morena?

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.