Una evaluación compleja

¿Por qué los alcances de la elección del Poder Judicial no fueron los esperados por Morena? Porque entre la euforia de las reformas de Claudia Sheinbaum y la mayoría calificada en el Poder Legislativo no se profundizó en el análisis de las implicaciones de jugar en un poder público -el Poder Judicial-, cuya estructura no podía ser renovada a pasos acelerados desde la izquierda.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Con el escepticismo que deviene de la inteligencia, mis únicos y queridos lectores, el pasado proceso electoral de renovación del Poder Judicial ha dejado una evaluación compleja en la ruta y poder de mando de la presidenta Claudia Sheinbaum.

 

El gobernador Julio Menchaca, días antes de la elección, mandaba un mensaje a la ciudadanía de votar informados, con la contundencia de que se estaba jugando no sólo una renovación de aire fresco en la justicia, sino una contienda política en el proyecto de la 4T.

 

La data dura quedó sin el análisis necesario de que la estructura del Poder Judicial tenía que haber contenido, previamente a su elección, una reingeniería constitucional que le devolviera al pueblo su poder. Empero, el contrato social no había sufrido grandes modificaciones en forma y fondo, y la reforma emprendida por López Obrador y ratificada por Sheinbaum Pardo, vivía horas de sombras y tinieblas frente a la infiltración política del Estado.

 

Por ende, los resultados del domingo pasado no garantizaron el poderío guinda en la estructura judicial. Quedaron vacíos y preguntas sobre los alcances que tuvo este proceso que, desde sus inicios, estuvo desangelado y cuyos reflectores ciudadanos se fueron apagando entre la incertidumbre y el despliegue de los acordeones que terminaron por confundir; mientras los grupos de poder los filtraban tratando de crear cordones de resistencia en ambos bandos.

 

Mientras Morena auguraba empoderamiento político, los partidos del antiguo régimen se frotaban las manos vaticinando que el trabajo hecho previamente y que los personeros de la estructura del Poder Judicial -que en su mayoría jamás fueron proclives a la izquierda- crearían las bases de recomposición política que les permitiera obstruir a la 4T.

 

En esta atmósfera, el asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores de Clara Brugada en el gobierno de la Ciudad de México, había enviado un mensaje no sólo de la infiltración en los gobiernos de Morena, sino, también, de desafío a la renovación de la justicia en México.

 

Los dados estaban cargados antes, durante y después de la elección al Poder Judicial. Las fuerzas de la derecha habían percibido con agudeza las debilidades de la izquierda y las movilizaciones que habían tratado de impedir la Reforma al Poder Judicial por parte de su estructura burocrática, eran el termómetro de que su renovación podía ser quebrada al interior del staff de la impartición de justicia, por lo que las urnas eran un ámbito laxo.

 

Si las urnas no garantizaban para Morena el cambio sustantivo del enquistamiento de las fuerzas del antiguo régimen en el Poder Judicial ¿por qué no se profundizaron los cambios que requería el contrato social, garantizados por una reingeniería constitucional?, la respuesta es clara: entre la euforia de las realizaciones de las reformas alcanzadas en los primeros seis meses de la presidenta Sheinbaum Pardo y la mayoría calificada en la Cámara Baja del Congreso de la Unión, no se profundizó en el análisis de las implicaciones de jugar en un poder público -el Poder Judicial-, cuya estructura no podía ser renovada a pasos acelerados desde la izquierda.

 

En este trazo, los mandos decisorios que fueron renovados en el Poder Judicial no traían puesto el chaleco guinda ni la ideología de izquierda, en la mayoría de los casos, y dejaban ver su rencor a la reforma al Poder Judicial que le había quitado y amenazado los privilegios de largo alcance que sí les dio el antiguo régimen, por lo que no había que ser pitonisa para percatarse de la doble cara de la moneda.

 

Morena no puede echar a repicar las campanas con la elección del Poder Judicial. Quedan los lastres de la degradación política de un poder público que sirvió al antiguo régimen y del cual se sirvió el antiguo régimen; por lo que, en su renovación, la mano negra de las élites empresariales y sus oligarquías a nivel nacional ya habían orquestado con agudeza lo que Morena no vio: la elección no tendría los alcances que debió tener.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.