Y no abrieron la boca

El caso del Club Pachuca, que permitió sobrecupo en un partido de futbol, el cual le generó buenas ganancias en pesos pero puso en peligro la vida de mucha gente por el riesgo de contagio de covid-19, hubiera pasado inadvertido y como una puntada más de este grupo si no fuera por la denuncia que medios de comunicación hicieron de esta perversidad.

Desde luego, el caso era y es muy delicado, porque no se vale que con la intención de hacer ganancias se haya expuesto así la salud de miles de personas.

De alguna manera ya reaccionó el club con decisiones que lo pintan como muy dolido por el caso y se autoflagela anunciando que si pasa a la final -lo cual no sucedió-, el juego en casa se haría sin público; sin embargo, hay quien dijo que hubiera hecho arreglos para jugarlo en otro estadio y no en el Hidalgo, que estaría vetado.

 Hasta ahí el “mea culpa” del club. Pero extrañamente, no se dice nada de la responsabilidad que tendría en el caso de que hubiera contagiados por el sobrecupo, que no costaría mucho saberlo si se toma la fecha del partido y sería una ventana de unos 15 días.

¿El club debe pagar el tratamiento de los enfermos? Y en caso de que, -ojalá no se den- hubiera fallecimientos, ¿el Pachuca debería pagar indemnizaciones?

Sobre esos asuntos no hay ni una sola palabra del club, que guarda silencio aunque se adorna en otros.

 

LO MÁS EXTRAÑO

Sin embargo, lo más extraño es el silencio de la clase política del estado y aquí sí: TODOS, que no dicen ni pío sobre el tema.

Ni partidos o diputados, y menos senadores, han señalado conductas sobre el particular, en algo que parece un tema electoral, pues nadie quiere echarse encima a los aficionados al futbol (que son miles) a unos días de las elecciones.

Vaya, ni los candidatos…

Ni una palabra… mudos, silenciosos, callados. Y así quieren el voto de la gente.

Hay silencios que engrandecen y otros que son una vergüenza.


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