Crece el rumor -porque si es cierto es imposible tener elementos de prueba para decir que es una verdad comprobada-, que la gubernatura de Hidalgo ya está negociada en favor de los tricolores y, que a cambio, el PRI tiene que votar a favor de la Reforma Energética del presidente, al que no le alcanza con los legisladores de Morena para tener mayoría calificada y requiere del apoyo de otras fuerzas políticas, que dicen serán tricolores, quienes obtendrán a cambio la gubernatura que en términos de significado político tiene un peso enorme.
Es lo que se dice y se comenta en plaza pública de prensa con artículos que todo mundo puede leer de periodistas como Salvador García Soto, que hace unas horas publicó en El Universal con el título ¿EL PRI CANJEARÁ HIDALGO POR LA REFORMA ELÉCTRICA? Señalando que el control estatal de Hidalgo es de mucha importancia para ALITO y Moreira y que puede ser la moneda de cambio, con la que tanto Morena como el PRI ganan, aunque para ello el partido tricolor tenga que votar con sus 57 legisladores a favor de la Reforma Energética, pero se queda con la gubernatura.
Loret de Mola habla sobre el mismo tema y con las mismas consideraciones.
No falta mucho para saber la verdad, porque la Reforma será votada en unos cuantos días y, si Morena no recibe el apoyo, en este caso -se dice-, del PRI, no habrá reforma para Morena ni para el presidente y, probablemente, tampoco gubernatura de Hidalgo para el PRI.
Es lo que se dice y se escribe y ojalá no se dé en esas condiciones porque para el PRI sería una victoria en la que perdería más de lo que ganara en la batalla electoral, porque lo que los hidalguenses quieren es una batalla legal en que los votos decidan y no otras causas.
Sin embargo, y pese a lo que se dice, lo que se ve es mucha actividad de los dos candidatos, preparando estrategias y tácticas, cada cual de acuerdo a lo que les dicta su sentido de política.
Pero cuando el río suena es que agua lleva.
Y este río vaya que si está sonando.
