Ombudsperson

La gravedad de las impugnaciones sociales sobre la actuación de la ombudsperson de Hidalgo se presentan en un momento donde se han multiplicado los predicamentos de la ciudadanía, dentro de un contexto ambivalente de la realidad social, donde han emergido desde la explosión de la diversidad social, un proceso complejo que, sin duda, ha generado variables para los cuales las instituciones públicas no estaban preparadas en un plano inédito de responsabilidades.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Bajo un escrutinio de colectivos sociales, la ombudsperson, Ana Karen Parra Bonilla, titular de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, se encuentra siendo impugnada dentro de su gestión bajo rendimientos decrecientes en la preservación de los derechos humanos y ante la carencia de transparencia y rendición de cuentas.

Mis únicos y queridos lectores, la sociedad civil en Hidalgo se encuentra en un momento delicado y de irritación que ha trascendido en diferentes dimensiones por la serie de problemáticas por las que atraviesa y que, frente al crecimiento de violencia y ecocidio político, ha encumbrado protestas contra la Comisión de Derechos Humanos. En este trazo, ha quedado en vilo la actuación de su titular Ana Karen Parra, que lejos de presentar alternativas y estrategias de gestión y denuncia social, se encuentra en un impasse sobre la defensa e integridad humana que debe preservar.

Para la ciudadanía en la metrópoli capital, lo único que distingue a la Comisión de Derechos Humanos, cuya sede en Pachuca se encuentra en la céntrica avenida Juárez, estriba en la demarcación de las franjas de colores que enuncian la diversidad social, que se encuentran en distintas calles de la ciudad. Empero, para la ciudadanía, el maquillaje, casi artístico de las franjas de la diversidad social, no son el ejemplo de la vanguardia en la solución de la preservación de los derechos humanos.

Desde el zafarrancho en el Congreso, donde la ombudsperson Parra Bonilla fue perseguida por miembros de colectivos y de la sociedad civil, la distancia social y las impugnaciones han ido en crescendo, exigiendo de su gestión una mayor presencia social, lo mismo desde la protección a la diversidad sexual que en la visoria de reclusorios en Hidalgo.

Frente a una actuación dispersa de la ombudsperson de Hidalgo, los reclamos sociales se han multiplicado y se ha generado un clima enrarecido y de rechazo social.

En esta atmósfera, para el ciudadano común la gestión de la ombudsperson está lejos de integrar el arquetipo de una verdadera defensora de derechos humanos. La opinión pública también ha impugnado la pasarela en donde Parra Bonilla realizó una postulación que terminó fallida hacia la Comisión Nacional de Derechos Humanos; condición que fue evaluada desde un protagonismo sin peso social, debido a que si no encauza las tareas en Hidalgo, ir a nivel nacional era un despropósito fallido de antemano.

En esta tesitura de la realidad social, el colectivo Servicio de Inclusión Integral y Derechos Humanos A.C. ha presentado una denuncia cuyo peso de impugnación oscila entre la banalización de la defensa de los derechos humanos” y la revictimización de poblaciones vulnerables”; ambas, condiciones que habría vulnerado la Comisión de Derechos Humanos que preside Parra Bonilla.

Las impugnaciones de este colectivo no pueden ser pasadas por alto, debido a que lo que se está presentando asume el reflejo de una institución pública que no asume con la responsabilidad y los protocolos debidos y acordes a las problemáticas de una sociedad aquejada.

La gravedad de las impugnaciones sociales sobre la actuación de la ombudsperson de Hidalgo se presentan en un momento donde se han multiplicado los predicamentos de la ciudadanía, dentro de un contexto ambivalente de la realidad social, donde han emergido desde la explosión de la diversidad social, un proceso complejo que, sin duda, ha generado variables para los cuales las instituciones públicas no estaban preparadas en un plano inédito de responsabilidades.

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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.