En el vertiginoso vaivén del carrusel a la gubernatura de Hidalgo, Tania Meza y Andrés Velázquez, a medida que se van disipando las dudas y se paralizan los grupos de poder que han intentado crear lobby de presión para perfilar a las y los candidatos a modo, se han ido encumbrando como figuras que oscilan en el péndulo entre la lealtad y la pericia política.
Ambos, en el esquema de control del Congreso local, Tania Meza y Andrés Velázquez, cuentan con un apoyo irrestricto desde el 4º Piso, en una adhesión de operación política que le dio soltura a la administración de Julio Menchaca, que se quitó de encima, en la transición temprana de su gobierno de alternancia, a las y los diputados del Grupo Universidad, fuerza de contrapeso y contraste político, peligrosa para la consecución del proyecto morenista en Hidalgo.
De personalidades y estrategias de conducción política de naturaleza distinta, Tania Meza y Andrés Velázquez se presentan en un inmejorable momento político que ha capitalizado el gobernador Julio Menchaca en Hidalgo. En este trazo, el auge político de Morena requiere redefinir los vectores de ambas personalidades para exhibir a la fuerza política que dará como colofón, el trabajo evaluado y calificado, acorde al rumbo que requiere Hidalgo.
El margen crítico que ubica a la personalidad de Tania Meza como de Andrés Velázquez, permite situar virtudes de conducción política que deben encajar en tiempo y espacio de acuerdo al contexto que viva la sucesión transexenal a la gubernatura de Hidalgo, en un escenario específico de operación política, en consonancia a la administración de Claudia Sheinbaum.
Perfiles y contrastes
Tania Meza se encuentra vinculada al sector de dureza ideológica de Morena y su activismo político se esgrime desde una izquierda incluyente. Se trata, en definitiva, de una figura de adhesión de empalme ideológico de izquierda en un momento climático, donde su feminismo y visión política coincide con la arenga de la presidenta Claudia Sheinbaum “no llegué sola, llegamos todas”.
En este trazo, Tania Meza vive el esplendor de una conducción política de la vanguardia feminista, en un proyecto de solidez inclusiva que ha defendido en el Congreso local, erigiéndose como la diputada cuya interlocución política de las y los hidalguenses emerge con nítida fuerza de representatividad política.
Andrés Velázquez tiene un perfil de adhesión al gobernador Julio Menchaca, donde su lealtad ha perfilado confianza política y comunión de gobierno. Es innegable que la geometría de sus carreras políticas ha implicado una cooperación amplia y positiva desde el Senado de la República hasta la configuración del primer gobierno de alternancia en Hidalgo.
En esta atmósfera, Andrés Velázquez atraviesa por un momento de empoderamiento nacional de Morena, donde los reflectores son menos importantes que la lealtad de poder, por lo que las potencialidades de su gestión en el Congreso local se han multiplicado y su presencia dentro de la aprobación de las reformas políticas de la presidenta Claudia Sheinbaum esgrimen un margen climático de fuerza política.
Entre la lealtad y la pericia política, la decisión transexenal se encuentra en un momento climático del carrusel a la gubernatura en Hidalgo.
Los procesos que determinarán la selección y nominación final de la o el candidato a la gubernatura sólo se pueden concebir bajo un uso racional de la evaluación del contexto por el que atraviese Morena a nivel nacional para marcar el tránsito del Poder Ejecutivo en Hidalgo.
