La historia detrás del viejo PRI

¿Existió alguna vez un nuevo PRI? No se sabe, lo cierto es que el tricolor sólo se maquillaba una y otra vez como novia de pueblo y eso parecía convencer a los ingenuos de que los usos y abusos del poder podían ser enmendados y dar paso al “nuevo PRI”.

La idea de la renovación era clara: quitarse los atavismos del peso de la historia de un partido que se veía como arbitrario, vetusto y anquilosado; esto era claro, contundente, casi una exigencia nacional, pero sólo sufrida por quienes militaban en el partido y conocían sus manejos.

Así transcurrió el tiempo, el partido se degradó y erosionó, entonces sus liturgias tenían respuestas en trabajadores que dependían de puestos públicos, los cuales eran presionados o se sentían presionados para cuidar la teta; su fuerza productiva a nivel político sólo servía para acompasar la liturgia, pero en los hechos jamás tuvo fuerza decisoria.

Les relato un proceso cualquiera que me contó mi amigo, el político del PRI: resulta que una vez se iba a escoger un candidato a gobernador, había dos gallos posibles y la cosa no estaba clara. De pronto los chismes y cuchicheos se hacían más cabrones, al grado que la misma base militante en Hidalgo se sentía intimidada y timorata; pocos abiertamente se postulaban en torno a uno de los dos candidatos. Más aún: se había vuelto peligroso hablar del proceso salvo cuando había juntas plenarias, esas que iniciaban a las 6 de la tarde y terminaban a las 3 de la mañana.

En ese proceso, los dos gallos no soltaban prenda, mantenían la civilidad pero empezaron a tratar de influir en las estructuras de la cúpula; las bases militantes eran un termómetro del interés, pero no definitivo a la hora de decidir, como lo fue siempre.

Entonces apareció una luz desde la cúpula, la decisión era tan escabrosa que se dijo: el mecanismo será por votación: “consulta a la base o convención de delegados”, mecanismos para elegir al nuevo candidato a gobernador. Hubo un silencio en la sesión, el ambiente estaba enrarecido y no faltó el que dijera: “esto ya lo hemos escuchado, ¿qué es lo nuevo?» Entonces los aspirantes se miraron, parecían gallos en palenque y lo de la consulta a la base y la convención de delegados iba en serio.

Yo le pregunté a mi amigo el político del PRI si esto fue cierto y exclamó: «¡A huevo!». Entonces le pregunté qué pasó, y dijo: «La neta esto quedó como tantas otras cosas: en una gran chaqueta mental, porque hicieron parecer a las bases militantes que tenían el poder, pero al final corrió tanto dinero, promesas de puestos y amenazas, que las cosas quedaron en lo mismo de siempre y la liturgia optó por “convención de delegados, donde la tragedia fue mayor, porque se determinó por dedazo al candidato, infringiendo una nueva derrota, un nuevo pesar a la base militante».

Entonces le pregunté a mi amigo, el político del PRI,: «¿Existe o no un nuevo PRI?». Me miró y dijo: «¡No mames!».

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.