Nada tan controvertido como el escenario del actual gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. El sexenio transcurre y las propuestas de su campaña de ascenso al poder se diluyen mientras la tensión social aumenta frente al desconcierto social que crece directamente proporcional a los estragos en salud, empleo, seguridad y estabilidad social.
De la 4T solo quedan los esbozos e intenciones discursivas de un proyecto de nación que se ha extraviado, de un proyecto cuyos auspicios estuvieron inoculados en la centralización y focalización del combate a la corrupción e impunidad para limpiar los atavismos del pasado político, pero que a poco más de dos años se erosionaron frente a las inconsistencias del Estado, los mismos desde Sinaloa que hasta la tragedia del Metro.
En este trazo de desconcierto político nada está claro sobre el rumbo de la nación.
Sin fatalismos, pero con un evidente desgaste del establishment, las condiciones de estabilidad social se han diluido; esto no es un efecto directo de la pandemia, sino de que las políticas de Estado y las políticas públicas han resultado inoperantes dentro del marco del proyecto gubernamental, al grado que estamos varados en un laberinto que amenaza a la sociedad.
A medida que la pandemia oscurece el porvenir de la población, el escepticismo de los ciudadanos ha ido minando la legitimidad del actual gobierno y la popularidad del presidente ha comenzado a declinar; ya no cuenta con el piso firme que le precedió y que hizo pensar que la 4T no solo era viable, sino que era el paso obligado de la reestructuración que requería el país.
Es verdad que la coyuntura sanitaria no puede ser tomada como cosa menor, pero no es menos cierto que países como Suecia, Suiza y Finlandia, actuaron con cercos sanitarios que permitieron contener la enfermedad y aminorar los impactos de la muerte; mientras las medidas del gobierno de López Obrador se movieron lentamente acompañadas de una carencia de conciencia social que ha tomado a la ligera esta pandemia y los resultados han sido devastadores e inenarrables.
La 4T, ¿mito o realidad?
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
