Parece que fue ayer cuando, en el Parque del Seguro Social, vimos al joven sinaloense Jorge Alberto Vázquez hacer sus pininos como catcher y tercera base. Su valía quedó demostrada cuando, en la final de 2001, sustituyó al bat campeón Julio Franco y fue elegido el más valioso, ayudando al campeonato felino.
En ese año participó en 91 encuentros, que fue el mayor número que jugaría en una temporada, ya que siempre fue perseguido por las lesiones. Le extirparon un riñón, y el año pasado fue operado de los meniscos, además de sufrir crónicos dolores en la espalda.
Fue parte de los Tigres campeones en la Angelópolis en 2005, bateando .380 con 33 palos de vuelta entera y 96 producciones. Y hasta ganó el derby de cuadrangulares del Juego de Estrellas. Tuvo la oportunidad de ir a las sucursales de los Yanquis de 2009 a 2011, y aunque bateó 15 jonrones en juegos de pretemporada, nunca recibió la oportunidad de jugar en las Ligas Mayores.
En un movimiento no muy popular, la nueva directiva de los felinos decidió cambiar al cinco veces campeón a los Diablos Rojos del México por el catcher Gabriel Gutiérrez, quien se negó a ir a Cancún, y acabó en Tijuana en un cambio por el también receptor Gilberto Galaviz.
Enfundado en la casaca número 38 de los escarlatas, el Chato participó en 34 partidos como cuarto bat, en los que conectó ocho cuadrangulares con los que arribó al selecto club de los 201 jonrones, con un porcentaje de .284 y 24 producciones.
El martes pasado el nativo de Los Mochis decidió colgar los spikes aquejado por los dolores, dejando un porcentaje de por vida de .315 con 945 hits y 703 producciones. Bien merecería un homenaje de despedida por parte de los ingratos Tigres, de los Diablos, o de la propia Liga, en el Juego de Estrellas.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
