Sigue la mala racha para los ex Diablos, y ahora tocó el turno a Miguel Suárez López, quien falleció en su natal Guasave, a los 65 años.
El pequeño jardinero zurdo que nació para batear, jugó durante 18 temporadas en la Liga Mexicana acumulando un promedio de por vida de .323 con 2 mil 444 hits. Debutó con los Diablos en 1971, convirtiéndose en el novato del año con un espléndido .372 producto de 188 imparables en 505 apariciones en el plato.
Fue parte importante de los campeonatos de los pingos en 1973, 1974 y 1978, que fue último año con los escarlatas, en la pradera derecha. Sin embargo, su mejor año fue 1977, en el que conectó 227 imparables rompiendo el récord de Al Pinkston.
Jugaría posteriormente para los Cafeteros de Córdoba, Broncos de Reynosa, los Tigres capitalinos (con los que permaneció de 1980 a 1982), Águila de Veracruz, Tabasco, Sultanes de Monterrey, finalizando en 1987 con los Ángeles Negros de Puebla, en apenas ocho encuentros para un escuálido .143.
Cuenta la leyenda que el diminuto jardinero de apenas 1.60 de estatura fue capaz de conectar de hit a un lanzamiento que había picado antes de home.
Aunque siempre bateó entre los tres primeros del orden a bat, se las arregló para impulsar 749 carreras, robándose además 96 bases.
No fue un pelotero de poder, pues apenas conectó 23 jonrones en su carrera, pero en cambio dio 86 triples y 262 dobles, para estar entre los mejores de todos los tiempos en estos renglones.
Hace apenas unas semanas reapareció en el Fray Nano para saludar a viejos amigos. Ingresó con todo merecimiento en el Salón de la Fama el 12 de junio de 1994.
Descanse en paz este gigante del bateo, que engrosó el orden al bat celestial de los Diablos.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
