El agua es un símbolo de vida y tenerla es una bendición, en el entendido que no hay plan ni proyecto que pueda ser posible sin el agua, sobre todo, donde hay concentraciones de personas que por lo mismo requieren del agua para vivir, como son ciudades y pueblos, centros habitacionales, de trabajo, de estudios y un largo etc. que contempla centrales de transporte de todo tipo, sean por tierra o por aire.
Ni se diga de las grandes ciudades, como la Ciudad de México, que -todo mundo sabe- urge de solucionar su escasez de agua por lo que tiene necesidad de buscarla de donde pueda.
Y este de “donde pueda” contempla como posible víctima de su agua a nuestro estado, como veremos.
Pero no solo es esta ciudad la que ve con codicia nuestra agua, porque se suma a esta intención el aeropuerto Felipe Ángeles, que urgido del vital líquido ya planteó tomarla del área del Valle del Mezquital.
LA CIUDAD DE MÉXICO QUIERE NUESTRA AGUA
El 4 de marzo del 2018, la ahora jefa de gobierno y entonces en campaña, Claudia Sheinbaum, dijo que con una inversión de unos 15 mil millones de pesos daría solución al problema llevándose el agua de Hidalgo.
EL FELIPE ÁNGELES, del que se sabe requiere ya funcionando unos 70 litros de agua por segundo, también le echó el ojo al agua del Valle del Mezquital, porque el acuífero Tultitlán Pachuca, que debía ser la respuesta está sobre explotado.
Por cierto, la intención de Sheinbaum tuvo respuesta contundente de GLORIA ROMERO quien rechazó esta intención y la calificó de inviable y populista.
SANDRA SIMEY OLVERA, actualmente diputada federal y que busca reelección por Morena, al contrario, dijo que Sheinbaum que es científica con toda seguridad ya tendría bien estudiado el caso del agua del Valle del Mezquital.
En cuanto al agua para el aeropuerto, ya hay manifestaciones de verdadero enojo de los ciudadanos de esta región de Hidalgo que están dispuestos a todo para que no les quiten su agua.
Es un problemón que apenas empieza, pero es muy delicado.
