“Pan y circo” fue la máxima que trascendió desde el cesarismo de Roma como estrategia de control político para mantener el poder, la palestra política de occidente se ha encargado de reproducirla y México no ha sido la excepción.
El conflicto que desató el incendio ocurrido en el popular mercado “La Fayuca”, a raíz de que el alcalde Sergio Baños “descubrió” las irregularidades en el comercio informal de la capital hidalguense, ha expuesto un vínculo con la delincuencia organizada que, evidentemente, convulsiona la armonía y a paz social mucho más allá del primer cuadro de la ciudad.
El desalojo del comercio informal en esta zona, realizado con el respaldo de la fuerza pública, y la advertencia de las prácticas clientelares que se presentaron en la administración de Omar Fayad, merecen un serio análisis y acciones contundentes, porque la estela de corrupción ha crecido a raíz de la investigación de varios casos de peculado detectados en el pasado gobierno.
Por vez primera en la gestión de Sergio Baños, el gobernador Julio Menchaca Salazar ha marcado una postura de apoyo al municipio de Pachuca, destapando la cloaca de “acuerdos clientelares, faltos de sustento y tomadas de pelo”, a los cuales la administración de Baños Rubio hizo caso omiso, quizá porque su gestión ha caído en la inercia de esas malas prácticas.
Como adagio popular se suele admitir que “perro que ladra, no muerde”, pero Oscar “el Perro” Pelcastre Almanza, líder de la Federación de Organizaciones Independientes del Estado de Hidalgo (Foideh), ha expuesto que el comercio ambulante tiene permisos otorgados por la administración de Fayad Meneses, quien firmó el compromiso de construir un mercado para terminar con un problema histórico que no radica exclusivamente en la urgencia de formalizar el comercio y erradicar las irregularidades que “descubrió” Sergio Baños, sino en investigar los vínculos del crimen organizado en el manejo del comercio informal, que es en términos estrictos el verdadero hallazgo que Baños Rubio no advierte.
Menchaca Salazar ha privilegiado el diálogo como instrumento de concordia y consenso político-social, por lo que, a diferencia de las amenazas y medidas reactivas del alcalde de Pachuca, previene escenarios de desencuentro y tiende puentes de negociación. Sin embargo, la historia alecciona y debe ser recordada: las movilizaciones y zafarranchos que promovió “el Perro” en la administración de Fayad Meneses le dan piso firme a los permisos que obtuvo el comercio ambulante, están a flor de piel y ya lanzaron la primera mordida al aire.
Es evidente que la visión política del gobernador y su equipo va más allá de los hallazgos del alcalde de Pachuca y su cabildo, cuestión que pondera las variables de la posible escalada del gremio del comercio independiente y su poder, por lo que la mesa está puesta para que “el Perro” y sus huestes no tengan que roer el hueso político ni actuar con amenazas veladas.
