Del amor al odio

La pandemia nos pilló como niños desvalidos, con temor y asombro, sin que nada ni nadie la pudiera detener; entonces apareció la figura del apóstol López-Gatell, inmaculada y erguida, estoica y altiva, como el ave fénix que surge de las cenizas para iluminarlo todo.

Pero nada es para siempre y el amor menos que nada, por lo que el subsecretario de Salud pasó de pasión y gloria a desdén y rencor social, pues pese a ser un hombre que da la cara y enfrenta con honestidad a los medios de comunicación, su figura se ha erosionado frente a los horrores de la pandemia y aun con el empeño puesto por el Sistema Nacional de Salud, la credibilidad de sus palabras asemeja a lo que el viento se llevó.

Pero al César lo que es del César: López-Gatell presenta como servidor público muchas más cualidades que errores y se debe dimensionar el trabajo del Sistema Nacional de Salud, que ha hecho hasta lo indecible para tratar de aliviar la enfermedad y muerte que, hasta ahora, ha implicado luchar contra un virus para el que todavía no existe una vacuna, porque las que han aparecido están en el limbo social y tienen incluso menos credibilidad que López Gatell.

No es el subsecretario el único responsable de enfrentar a la pandemia, en realidad somos todos. Cabe ilustrar que los dueños del mercado, es decir, empresarios y proveedores de servicios, no siempre han respetado las indicaciones del gobierno, como tampoco lo ha hecho en su justa dimensión la ciudadanía, tanto porque tiene que trabajar y ganarse la vida, como por la irresponsabilidad abierta que hemos visto, desde reuniones abiertas, fiestas clandestinas y familiares, e inclusive el contacto inescrupuloso.

Si bien es cierto que López-Gatell es un componente del mando en las directrices de salud, no es la única variable. Gobiernos como el de Estados Unidos se han visto fatídicamente inoperantes, y si dimensionamos, en México los recursos son menores que los del vecino país del norte, por lo que valdría la pena admitir que son más los aciertos que los errores del subsecretario de Salud y que pocos tendrían sus cojones para dar la cara.

No es cosa menor la muerte que deambula por el covid-19, esto hay que aceptarlo y entenderlo, por lo que valdría hacer un acto de contrición individual sobre nuestra conducta y en vez de quejarnos y lloriquear, afrontar con los huevos que muestra López-Gatell lo que ha pasado, ser más responsables y tratar de cuidarnos, porque todavía no hay trazos de que las vacunas del mercado funcionen y este es un año perdido en la historia de la humanidad.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.