El director mexicano Emilio Portes se había especializado en divertidas comedias como Conozca la cabeza de Juan Pérez o Pastorela, por lo que sorprende un poco verlo incursionar en los terrenos del horror con Belzebuth.
El guión de Luis Carlos Fuentes y del propio realizador se ubica en un hospital de una ciudad fronteriza, donde el agente Emmanuel Ritter (Joaquín Cossío) asiste al nacimiento de su hijo.
Pero una enfermera enloquece y sin una causa aparente asesina a todos los bebés y se suicida.
Cinco años después, la matanza se repite, sólo que ahora en una escuela primaria.
Las autoridades norteamericanas envían al agente especial Iván Franco (Tate Ellington), quien afirma que detrás de los asesinatos se encuentra el antiguo sacerdote Vasilio Canetti (Tobin Bell), quien busca ni más ni menos que al anticristo.
El mayor mérito de Portes es que nunca cae en el humor involuntario, pese a imágenes muy fuertes como la de un Cristo demoníaco, o cuando un sacerdote afirma que “el nuevo mesías no podía haber nacido en otro lugar que no fuera México.
Belzebuth resulta pues un aceptable filme de horror, que no será del agrado de todos por su temática, pero que muestra que el intérprete del Cochiloco, es tan buen actor que provoca escalofríos cuando aparece poseído, pese a que quienes lo conocen aseguran que es más bueno que el pan.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
