Los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, el 12 de diciembre acordaron ir en coalición para la elección federal del 6 de junio con la intención, dijeron, de arrebatarle la mayoría al presidente Obrador y hacer del Poder Legislativo una barrera para impedir y frenar a un gobierno que no le da resultados a México, por la forma poco eficiente con la que gobierna, llena de abusos y con la complicidad de los legisladores, que al ser mayoría del partido de AMLO, todo le solapan.
La misma decisión y medida se replicó en nuestro estado, casi en el límite del tiempo, el miércoles 23 de diciembre a unos minutos de que se cerrara el tiempo, lo que señala que no fue una decisión fácil y que pudo no llevarse a cabo, pero que finalmente será una realidad para la elección del 6 de junio del año que viene, en que por lo que respecta a Hidalgo dará pie para elegir 18 diputados de mayoría, en otros tantos distritos locales y por la votación total a 12 diputados de representación proporcional, para dar los 30 de los que se compone nuestro Congreso.
Y, desde luego, la elección de siete diputados federales.
Hay aspectos que no se pueden perder de vista.
EL ACUERDO FUE DE LAS DIRIGENCIAS
Y reclamaron el mérito calificando esta medida como “histórica”, porque dan como un hecho que gracias a SU acuerdo van a ganar, lo que es posible, pero ¿qué papel jugaron las bases, los partidarios de a pie que con su voto o no voto forjan victorias o derrotas?
Porque en una decisión de esta naturaleza, en que se va a caminar de la mano con partidos que desde siempre han sido rivales y, en ocasiones, hasta enemigos y con ideologías contrarias, cuesta verlos unidos, aunque la intención evidentemente supera sus propósitos particulares, porque lo que está en juego es el país que debe unirnos a todos.
Pero esto es política y, se dice, que por muy dirigentes que sean, sin el apoyo de sus militantes no son nada.
Recordamos que en Hidalgo, el gran acierto de los dirigentes del PRI estatal, Erika Rodríguez y Julio Valera, fue hacer de la voluntad ciudadana guía y ruta de un proceso que le devolvió al partido tricolor el rostro del triunfo.
En más de una ocasión, los dirigentes del PRI Hidalgo dijeron que lo primero fue aceptar y evaluar la derrota del 2018, para arrancar de la realidad y después escuchar y obedecer a los priistas de a pie, oírlos y obedecerlos para hacer de su voluntad la base de su estrategia para la elección de alcaldes.
Y la decisión de los priistas fue que no se aliaran con nadie, que fueran solos en la elección y sus dirigentes en el estado obedecieron la voz de sus bases y ganaron, aparte, desde luego, de lo que significa en nuestro estado el gobernador Fayad, calificado como el mejor del país.
Ahora es una decisión fuerte, en que al parecer se impone el criterio de los dirigentes nacionales, por una razón poderosa que tiene repercusiones en la vida del país, en que incluso se impone a realidades en que no parece urgente la coalición para tener buenos resultados como en Hidalgo.
Es cierto que la finalidad es buena, pero parece débil en lo que se refiere a la participación de los partidarios, porque las decisiones desde el escritorio de las dirigencias sin el consenso de las bases, no parece augurar todo lo que se espera de esta coalición.
Debe haber una socialización muy fuerte entre las bases, para convencerlos de que la coalición lo que busca es frenar a un gobierno que no convence y que no se puede hacer si no se tiene un Congreso equilibrado.
Esto en cuanto a la elección de diputados federales, pero ¿cómo explicar que hasta en la elección de diputados locales habrá coalición?
Porque es entonces cuando surgen muchas preguntas y dudas, y hasta la idea de que se prepara el camino para alguien en la sucesión para la gubernatura.
Y la verdad ¿para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? O aquella de “no hagas cosas buenas que parezcan malas”.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.
