Las manifestaciones y toma de carreteras se suceden en Hidalgo, sin que la ciudadanía encuentre respuesta remedial al desabasto de agua, en un escenario donde se habla de “crisis del agua”, tanto en Hidalgo, el país y el mundo.
Si es verdad que existe crisis del agua en el orbe, las señales de lo contrario se agigantan en el planeta, como signo inequívoco de opresión económica y política contra la sociedad.
Hasta ahora en Hidalgo no existe un pronunciamiento contundente y manifiesto de obstrucción industrial por falta de agua. Sin ir más lejos, la Planta Las Margaritas de la empresa Coca Cola, que se ubica en la zona metropolitana de Pachuca, no ha experimentado ningún problema para ejercer su labor industrial, -debe tener reservas probadas de agua hasta 2095-, y no se ha conocido que haya tenido que realizar un “paro técnico” por desabasto del líquido que utiliza para su producción, por lo que sus trabajadores no han salido a protestar para que CAASIM les surta el vital líquido que les permite preservar sus empleos.
Por su parte, la empresa cervecera del Grupo Modelo, instalada en Apan, Hidalgo, tampoco ha realizado un paro técnico por insuficiencia o desabasto del suministro de agua, cuestión que permite inferir que no existe para el sector empresarial en Hidalgo una crisis del agua.
¿Por qué cámaras industriales de Hidalgo y los industriales no han tomado las carreteras, o bien, se han apersonado en CAASIM en protesta por la crisis del agua?
En las imágenes cotidianas, la ciudadanía en Hidalgo ve con claridad cómo pipas de agua particular venden el líquido a precios estratosféricos, en un mercado del agua el cual no presenta problemas para enajenar el vital líquido a la población que pueda pagar su costo que va más allá del costo público, sin que el gobierno se pronuncie al respecto y controle esta depredación social.
Es increíble escuchar en medios de comunicación y de personeros de la palestra pública que exigen que la ciudadanía pague el recibo del agua, ciudadanía que, en dirección contraria, señala que pese a que lo paga, CAASIM no suminista agua, lo que presupone fraude público.
Todo indica que se debe recurrir a la ciencia y a la comunidad científica para que explique, al menos aquí en Hidalgo, por qué la planta industrial no presenta crisis de agua y la ciudadanía vive momentos de angustia por la carencia del vital líquido, ¿será, acaso que la ciudadanía debe dedicarse a la industria para no sufrir de la crisis del agua?, o bien, ¿existe un engaño social de la crisis del agua?
El trazo analítico es contundente en Hidalgo, México y en el mundo: los intereses creados a nivel de mercado se sobreponen a los intereses de la sociedad.
Los grandes consorcios industriales, agropecuarios y de servicios no sufren la crisis del agua; por el contrario, los gobiernos permiten su abasto y desarrollo en detrimento del consumo humano, el cual debería ser el privilegiado para su abasto.
Es evidente que la racionalidad sobre el consumo del agua no es directamente proporcional al grado de humanidad que debe permear en los gobiernos y, hacer de su abasto y distribución, un asunto de derechos humanos; cuestión, por cierto, donde la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) brilla por su ausencia para defender el derecho humano al vital líquido de la ciudadanía en Hidalgo.
La realidad es clara: si el Congreso de Hidalgo, frente a esta cruenta realidad social, no legisla para crear los instrumentos legales que garanticen el abasto prioritario de agua para consumo humano y ese marco legislativo no cautela el uso industrial, agropecuario y de servicios, las y los ciudadanos seguirán en peligro de vida y sanitario en el que se encuentran postrados a la sombra del engaño social de crisis del agua.
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