El proceso electoral en Hidalgo ha irrumpido en la conciencia social causando incertidumbre sobre lo que implica el valor de la alternancia política del gobierno de Julio Menchaca y los alcances que tendrá la continuidad del proyecto de López Obrador en manos de Claudia Sheinbaum que, en su visita a Hidalgo, dio un ultimátum a Morena Hidalgo.
Frente a una campaña reactiva de la clase política del antiguo régimen, encabezada por Carolina Viggiano, que fue por décadas el bastión político del partido hegemónico en Hidalgo, el gobierno de Julio Menchaca se ha visto atacado en dos frentes: primero, por la campaña de descrédito hacia su gobierno por la oposición y, en un segundo plano, por el gatopardismo político de la burocracia que lo acompaña, que juega a la pantomima de hacer parecer que “todo cambia, para que nada cambie”.
La estrategia del gatopardismo llevó a la disolución de la alianza entre Morena Hidalgo y PT; pero, mucho más significativo, ha sido develar el doble estándar con el que los “aliados” del partido guinda se mueven tras bambalinas, tratando de infiltrar al gobierno de Julio Menchaca, creando contrapesos y obstrucción política que revitalice el juego de intereses de los grupos políticos y los capos de la política del antiguo régimen.
El staff que rodea al gobernador Menchaca Salazar no ha podido inmunizar al Poder Ejecutivo de las acciones y múltiples estrategias de los grupos políticos que intentan controlar el rumbo del gobierno guinda en Hidalgo. Lo que explica la escalada de ataques de la oposición en la efervescencia electoral y más allá de ella, creando tensiones abiertas y oscuras para exponer la gestión de Menchaca Salazar, haciéndola parecer inoperante, lo mismo en la crisis del agua que acusando al gobierno de intervenir en el proceso electoral.
La gravedad que reviste la estrategia gatopardista en contra del gobierno de Menchaca Salazar, presenta una particularidad a atender: la infiltración política.
En el trayecto de la alternancia política, el gobierno de Menchaca Salazar no mantuvo una relación estrecha con Morena Hidalgo. Esta desatención del aparato de Estado hacia su partido, precipitó cuestionamientos sobre el liderazgo de Marco Rico; condición que originó el golpe de timón que hoy prima en la reestructuración de los vínculos del 4º Piso y la dirigencia guinda en Hidalgo.
Frente al gatopardismo político que amenaza al gobierno de Menchaca Salazar y la tensión de los grupúsculos políticos en el partido guinda de Hidalgo, la tarea inconclusa de la alternancia política estriba en fortalecer el proyecto de la 4T, más allá de las Rutas de la Transformación emprendidas en la actual administración, cuestión que implica crear los instrumentos de depuración política para extirpar la infiltración de cuadros tanto en el partido guinda como en la estructura de operación del gobierno.
El gatopardismo es la prueba fehaciente de que, en la actual administración de Julio Menchaca, “ni están todos los que son, ni son todos los que están”.
El déficit de concreción de la tarea pública que puede presentar la administración de Menchaca Salazar, no sólo obedece a la obstrucción operativa que le dejó la administración del antiguo régimen o a la reingeniería de procesos públicos, sino también, a una burocracia y clase política con lógicas anquilosadas, petrificada y penetrada por el gatopardismo de la vieja política.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
