El beisbol no tiene la culpa

La semana pasada Twitter ardió con la propagación de la etiqueta #QueremosSaludNOBeisbol, una de esas pseudoprotestas orquestadas por los enemigos del régimen, por ese sector clasemediero ultraconservador que desborda sus odios y frustraciones a través del anonimato en una campaña cuyo propósito fundamental fue descalificar la promoción del beisbol que realiza el gobierno mexicano a través de una dependencia creada ex profesoProbeis(www.probeis.mx)amén de exigir que en lugar de poner dinero en batazos y academias de instructores, se reoriente el gasto del Estado al sector salud.

Los bots del panismo y organizaciones de la sociedad civil que han trasladado el debate de la plaza pública al escenario virtual de la intransigencia de los milenialsimpide en esta frivolidad la construcción de una discusión seria sobre el tema, especialmente porque la arenga de odio al beis es independiente de la molestia de los usuarios de los servicios públicos que están en su derecho de sentirse agraviados con los recortes presupuestales en materia de servicios hospitalarios.

SE DESTAPÓ LA CLOACA

La renuncia de Germán Martínez Cáceres a la dirección del IMSS abrió la cloaca del estado desastroso en que se encuentra la institución, exhibió la novatez del nuevo gobierno que no atina en generar políticas a largo plazo para sanear las finanzas del Seguro Socialy confirmó el rezago y carencias acumuladas a lo largo de muchos sexenios en este organismo tripartita donde la corrupción y la mala administración lo han terminado colocando al borde de la quiebra.

El abogado michoacano y senador de la República, alguna vez presidente del PAN, un eficiente y honesto funcionario resucitado de la Academia, se integró al gabinete con la encomienda de realizar el diagnóstico correcto a un enfermo crónico; tras entender las dimensiones del deterioro en la salud del IMSS se propuso implementar un tratamiento de revitalización al Instituto. Se requería compromiso, talento y honestidad, además del presupuesto mínimo para echar a andar la promesa de servicios de salud para toda la población. Más tarde que temprano llegó la desilusión de un gobierno que reproduce las prácticas burocráticas y los criterios neoliberales que se habían prometido exterminar al llegar la izquierda al poder. No fue así.

Germán Martínez, a fuerza de cinco meses de mendigar las partidas que provocaron jaloneos y desencuentros con el titular de Hacienda, el neoliberalCarlos Urzúa, prefirió hacerse a un lado. Luego vinieron los actos de sinceridad del presidente al reconocer que el abasto de medicinas apenas alcanza para dos meses, y el enojo de directores de hospitales que expusieron sus carencias, ajustes y tragedias para atender a grandes masas con recursos muy escasos. Hasta ahí hay un debate que corresponde a la sociedad civil, el gobierno, los pacientes, médicos, funcionarios, proveedores. Hasta aquí hagamos una pausa, si se puede un respiro, mejor, para abordar nuestra siguiente idea.

¿QUIÉN QUIERE LINCHAR AL BEISBOL?

En paralelo, en un mundo alternativo, en otra dimensión (para quienes suelen revolver los temas), se encuentra la política de fomento al deporte que este sexenio decidió darle un apoyo particular al beisbol. Para nadie es un misterio deducir que existe un interés personal del jefe del Ejecutivo por colocar al deporte que él prefiere en un trato preferencial. La masa hoy se enerva y promueve con trinche en mano el linchamiento al rey de los deportes, pero seguramente dicha ira y amargura proviene de una acumulación de frustraciones y un fanatismo zombie por el futbol y la decepción nacional de Chicharito y compañía, no entiende que en este país hay otros renglones de la actividad pública que deben atenderse.

El beisbol ha sido por décadas una práctica casi estoica en ligas infantiles y amateurs que a base de sacrificios y entusiasmo han promovido un deporte que goza de gran popularidad en muchas regiones del país. Si todo México no es territorio Telcel, por qué habría de pensar, por ejemplo, que en este país todos son futboleros o basquetboleros. La intención con el proyecto Probeis es apuntalar una política de Estado en favor de seis ejes: “Desarrollo de prospectos mexicanos de élite, clasificación nacional del talento, desarrollo de entrenadores mexicanos, fortalecimiento del beisbol infantil y juvenil, revitalización del beisbol colegial y la consolidación de la marca Beisbol en México”.

BONDADES DEL REY DE LOS DEPORTES

República Dominicana, primer país exportador de talento beisbolero en el mundo a las Ligas Mayores, con una población de 11 millones de habitantes (92% menos de la población de México), ha potencializado el talento de un deporte que otorga millones en divisas para subsidiar el creciente de este país del Caribe. En México, la práctica masiva del deporte es necesaria, no importa si es el beis o el basquet, se trata de generar infraestructura para reducir la delincuencia y la falta de oportunidades.

El beisbol sobrevive gracias al legado de esforzados entrenadores, ligas que apenas sacan los gastos y el soporte de empresarios que subsidian la Liga Mexicana y la Liga del Pacífico. Casi siempre ha sido relegado como un deporte sin los apoyos que recibe el futbol, el atletismo, el basquetbol, el tiro con arco, natación y otras disciplinas. ¿Por qué se desata tanto rencor por una iniciativa que sólo busca fomentar la práctica de un deporte como el beisbol? Por cierto, éste también favorece la salud física y mental del individuo.

Está claro que se trata de una infame campaña de odiode un sector que es incapaz de separar el debate presupuestal de un programa deportivo que ofrece enormes beneficios sociales. Desde la perspectiva sociológica, la práctica de este deporte ha favorecido la integración de las comunidades, se construyen redes entre los habitantes de pueblos, rancherías, colonias urbanas e identidad nacional. Se puede iniciar una discusión menos arrebatada y con mayores argumentos sobre la inoperancia del sistema de salud, pero éste es el resultado de una evolución de prácticas que deben corregirse, si todavía alcanza el tiempo, mientras que el beisbol por primera vez es objeto de un trato especial por la política deportiva. La estrategia deportiva todavía debe mostrar resultados, pero no se le puede ponchar sin dejarle al menos sacar el bat al gobierno sobre las metas que puede alcanzar.

NI TUITAZOS, NI BATAZOS; RESPETO

En síntesis: el beisbol no tiene la culpa de los problemas estructurales del país, el robo de gasolinas, la caída de la inversión pública y los embarazos no deseados, menos aún de la crisis del sector salud. Dicho lo anterior, se les invita de la forma más respetuosa a buscarse otor conejillo de indias, de discutir en las mesas y foros legislativos el rumbo del aparato público e instituciones como el Seguro Social. A nadie conviene discutir en la estridencia, en una sociedad democrática todos tienen derecho a tomar elbat y pegar de hit; no se vale culpar a un deporte que más allá de la afición presidencial tiene su propia historia y no merece toda la violencia verbal que se ha lanzado contra de él. En una de esas terminarán ponchados, porque también la comunidad beisbolera puede subirse al ring y ponerlos en su lugar. En un escenario así, como se dice en el beisbol, por qué pelearnos con tuitazos, si cuando un lanzamiento amenaza al bateador generalmente se dirime el conflicto mediante un elegante recurso de los trancazos con bat en mano. Nadie quiere llegar a eso, ¿o sí?

Por: Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.


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TRES BOLAS Y DOS STRIKES - Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.