El ocaso político del PRI Hidalgo

Todo indica que el PRI Hidalgo está viviendo sus últimos días, ejemplo de ello fue el debate entre las candidatas al Senado, donde Carolina Viggiano respondió con retórica vetusta a las acusaciones lanzadas por Simey Olvera y Adriana Flores.

Se convirtió en una tarde gris, los púlpitos del primer debate al Senado pusieron a dos fuegos a Carolina Viggiano, que dejó fuera el discurso de la concordia que días antes había manifestado en su visita al Foro de Propuestas de COPARMEX, para transitar a su vocación política de oposición beligerante y, sin miramientos, atacó con el peso de la historia y el ocaso político del PRI Hidalgo.

Horas antes, Alejandro -Alito- Moreno se bajaba del helicóptero de más de 80 millones de pesos, para focalizar sus críticas a los traidores como Sergio Baños y para jalarle las orejas a los aliancistas del tricolor, cuyas campañas son tibias y sin empuje político. Nuevamente, Alito volvió a ser Alito, apretujó en su discurso los atropellos hacia el oficialismo y desenvainó la espada contra los de casa, ¡cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde!

La atención del debate al Senado de las redes sociales se centró en la guerra de acusaciones y descalificaciones”; poco importaron las propuestas, porque las nuevas generaciones con un gusto acariciado desde los escenarios familiares, observaron cómo, a dos fuegos, la abanderada del PRI Hidalgo trataba de hacer frente con la retórica vetusta a las acusaciones y descalificaciones que venían de la candidata guinda, Simey Olvera, y de la candidata naranja, Adriana Flores, que, durante toda la tarde, pavimentaron la derrota política de Carolina Viggiano, no la electoral, porque su escaño es plurinominal.

El vendaval político se presentó al término de este primer debate al Senado, los medios informativos focalizaron sus retóricas sobre la guerra de acusaciones y descalificaciones, pero no advirtieron que se trataba de una derrota política en el ocaso del PRI Hidalgo.

El escenario de la derrota política que experimentó la abanderada de la alianza opositora, Carolina Viggiano, dejó hondas huellas de dolor. Atrás habían quedado los años mozos, donde el PRI Hidalgo ganaba regalando una gorra y una camiseta. Atrás habían quedado los grandes discursos donde el clientelismo era comparsa, porque se ganaba con la brisa de las promesas y la demagogia; donde, la clase política tricolor en Hidalgo, era juez y parte, amo y señor.

En esta atmósfera de derrota política, el ocaso del PRI Hidalgo atrajo a los fantasmas de la traición del GPI. Al día siguiente, en un escarceo de fuerza política, en voz de Julio Valera, señalaba: el GPI no desaparecerá con los comicios del 2 de junio, seguirá, y Omar Fayad continuará al frente como líder”; se trataba de una variable que se sumaba a la derrota política del tricolor, que, en las defecciones de sus agremiados, en una revancha abierta, amenazan con seguir debilitando al vetusto dinosaurio político.

En este trazo analítico, Carolina Viggiano había arribado a este primer debate al Senado, con una derrota política anticipada; pero, en la cual, no se había previsto un ataque a dos fuegos que, con singular fuerza, perfilaron la radiografía del ocaso político del PRI Hidalgo, mientras los militantes del tricolor veían estupefactos los estragos políticos de la derrota.

A casi tres semanas de la elección del 2 de junio, se perfila una reacción en desbandada en el partido tricolor. Todo indica que los años maravillosos han quedado en las alegorías de lo que fue el partido hegemónico pragmático que hoy, con dolor y lágrimas de sus militantes, bosqueja el ocaso político del PRI Hidalgo.


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